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mardi, juillet 18, 2006

La lentitud



Siempre estamos impelidos a ir muy de prisa, empujados a actuar, decidir, inventar. En realidad, a lo mejor la vida contemporánea no respeta el ritmo de nuestro cuerpo, lo violenta y lo hace cada vez más incapaz de adaptarse. Por eso los sabios chinos le dan tanta importancia a los síntomas que provienen de un cuerpo. La lentitud, como contemplación y no como inercia podría ser casi una virtud. Ir lento es también saber observar. Pero también hay que ir lento y seguro, es decir, no equivocarse de ruta. Recuerdo que una vez conversaba con Julio Ramón Ribeyro, en la terraza de su casa en Barranco y me decía: a veces una vida depende de un encuentro, de saber hacer una elección. Hay revoluciones(copérnicas) necesarias en la vida de cada persona, revoluciones que a veces son dolorosas, pero que, siempre, siempre, terminan rindiendo frutos. Pensaba en qué hacía que una persona, se le abrieran los ojos hacia otra realidad. Alguien también me comentó: he tenido una visión. ¿Podemos ser visionarios en nuestras propias vidas? Sí, tal vez sí, eso depende muchas veces de las personas que encontramos y de su calidad humana. Hay que aproximarse de los sabios, evitar a los necios, ir hacia todo aquello que nos mueva, nos haga sentir que nos hemos equivocado, menos de lo idéntico, ser como un libro abierto que se escribe cada día en un idioma distinto, he ahí algo que sí me interesa.

Ps: los textos que me han mencionado de Westphalen, no los conozco, pero averiguaré con amigos.

3 commentaires:

Paulinho Assunção a dit…

Leerla es lo mismo que volver al tiempo, al año de 1975, cuando viví en Lima. Leerla es como caminar otra vez por sus calles y escuchar las dulces palabras de los peruanos.
Gracias.

Anonyme a dit…

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Anonyme a dit…

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