Finalmente tengo que reconocer que la corrida de toros me parecío lo más parecido a un arcaismo, una cosa fuera de epoca, que ha envejecido mal porque no le encontré ningún elemento del rito de muerte que se supone que es, de una forma de enfrentamiento entre el animal y la persona, sin establecer categorías de superioridad, pero comprendiendo que ese lado cruel, matar a un animal para comerlo, lo tenemos todoas... solo que cuando asistimos a la escena, nos duele... y por qué asistimos?, sería una pregunta muy psicoanalítica, pero nada de eso, nada que deje presentir esos rasgos de la interpretación, simplemente un evento social, arcaico, rancio, lleno de archiburgueses que se distinguen del resto de mexicanos por su relación con España, y su culto a sus ritos más populares, creo que sin hacerse ninguna pregunta...
España, aparta de mí este cáliz...
Pero fue bueno verlo, como lo he visto en Lima, no sé si menos esterotipado o con más indulgencia porque mi abuelo era muy aficionado y eso me acercaba a él, a los recuerdos en Coracora, el olor del heno, el estiércol, el barro.... los animales tan cerca, tan vivos...
Por eso releo La historia del lince, de Lévi-Strauss (bajo el volcán que ahyer se veía nítido desde Cuernavaca) y no olvidarnos que, en la mitología indígena, desde norte al sur, en América, los animales poseen un alma (Aristóteles es otro tema) y represengtan muchas veces a los humanos, como este lince que es en la leyenda un animal viejo, horrible, lleno de pústulas, que pretende a una hermosa gata a la que nadie ha podido seducir. Este lince, o gato salvaje, le escupe a la gata en la boca mientras duerme, y ella se enamora de él transformándose en un hermoso lince. Esa una de las versiones, pero existen otras más y me encanta la inocencia con que LS lee y nos hace llegar los mitos, un gran Passeur. Los mitos, en el Perú y en México, se mezclan con la doxa popular, la Malinche (la llorona), el puma, el cuy, humanos y animalario de la representación en general y ahora, sí, a trabajar en el otro idioma, el francés...
España, aparta de mí este cáliz...
Pero fue bueno verlo, como lo he visto en Lima, no sé si menos esterotipado o con más indulgencia porque mi abuelo era muy aficionado y eso me acercaba a él, a los recuerdos en Coracora, el olor del heno, el estiércol, el barro.... los animales tan cerca, tan vivos...
Por eso releo La historia del lince, de Lévi-Strauss (bajo el volcán que ahyer se veía nítido desde Cuernavaca) y no olvidarnos que, en la mitología indígena, desde norte al sur, en América, los animales poseen un alma (Aristóteles es otro tema) y represengtan muchas veces a los humanos, como este lince que es en la leyenda un animal viejo, horrible, lleno de pústulas, que pretende a una hermosa gata a la que nadie ha podido seducir. Este lince, o gato salvaje, le escupe a la gata en la boca mientras duerme, y ella se enamora de él transformándose en un hermoso lince. Esa una de las versiones, pero existen otras más y me encanta la inocencia con que LS lee y nos hace llegar los mitos, un gran Passeur. Los mitos, en el Perú y en México, se mezclan con la doxa popular, la Malinche (la llorona), el puma, el cuy, humanos y animalario de la representación en general y ahora, sí, a trabajar en el otro idioma, el francés...
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