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vendredi, août 21, 2009

Tarde


En una tarde nostálgica, con lluvia, claros de sol, he caminado por todo Oaxaca, visitado el monasterio de Santo Domingo que es enorme, recorriendo la historia de los zapotecas, mixtecas, triquis, y otris grupos que ha vivido aquí, en esta región, por mucho tiempo. Después de caminar tanto, imginando, sintiendo olores, escuchando una música un poc melancólica, he caído privada en la cama- En pocas horas regresa Olivier, Mathieu y Richard y saldremos por ahí, de ya, me provoca ir al Zócalo y tomar un té, previo mezcal. Ah, algo importante, la patrona de esta ciudad es la virgen de la Soledad, no soy creyente, pero me conmovió entrar a la iglesia y ver que se celebraba misa y que había fieles! Obvio, Patricia, estás en América latina..


bueno, sale sol, tengo el tiempo de ir hacia la piscina del hotel, sumergirme y salir para cambiarme de nuevo. Ponerme mi Huipil, especie de túnica bordada que los indígenas fabrican con hilos de algodón.., muy hermosos.... y yo, me me he comrprado uno!!


bueno, a plus tard cocrodile, dice la canción... me voy a la.....
foto: la calle García Vigil, otro descubrimiento...

2 commentaires:

Fernando a dit…

De acuerdo. Las iglesias tienen ese poder. Me considero agnóstico y sin embargo no dejo de sentirme influenciado, impresionado por una especie de misticismo cuando entro a una de ellas, a una catedral y creo que eso es independiente de la religión. Por la manera como las construyen, la solemnidad, aún las más humildes me parece que sentiría la misma sensación en cualquiera de ellas.

Patricia De Souza a dit…

Hay una frase de Flaubert que podría ir en el sentido de tu reflexión Fernando, "Une âme se mesure à la dimension de son désir, comme l'on juge d'avance des cathédrales à la hauteur de leurs clochers".
Un alma se mide a la altura de su deseo, de la misma forma que apreciamos las catedrales por la altura de sus campanarios...