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jeudi, novembre 24, 2005

Manchette reeditado




Jean Pierre Manchette no es sólo el autor de novela negra nacido en 1942 y desaparecido precozmente a los 52 años de un cáncer, es el origen de una serie de novelas que inauguran un período de crítica social y desenfado en el lenguaje que se conoce n Francia como la Serie Negra. Es sobre todo un escritor que quemó una a una las etapas de su vida, con la misma velocidad con que transcurren sus novelas de personajes arquetípicos, nostálgicos, truhanes y dandys, bandidos y protectores, misóginos y contestatarios de la sociedad de los años 60. La revuelta estudiantil de mayo del 68 fue posiblemente la culminación de una serie de frustraciones sociales que encontraron una forma casi épica de resolverse. Nutrido del pensamiento anarquista, fascinado por ciertas etapas de la Guerra civil española, y del pensamiento Situacionista, Manchette es ahora una especie de icono, un ídolo valiente, humano, próximo.
Su vida es un poco como sus libros, un poco épica, un poco cómica. Fue el hijo de una madre burguesa y de un padre campesino, estudiante de literatura inglesa, que lo llevó a traducir una gran cantidad de novelas policíacas al francés, trabajo casi tan importante como su obra creativa. Cuando a Jean Echenoz le preguntaron cuáles eran los autores que lo habían influenciado, habló de Manchette, y claro, ese héroe un poco perdido, nostálgico, mezcla de bolero y jazz, tiene que ver con Echenoz (si le agregamos la angustia y el lado metafísico), con sus personajes y con ese mundo laberíntico e urbano de París. Mundo arcaico y mundo contemporáneo, nostalgia y sensualidad. Manchette a los 16 años: un joven fascinado por las ideas anarquistas, el cine norteamericano, el jazz, la aviación, los comics y el Situacionismo de Guy Debord que denunciaba los vicios y perversiones de la sociedad de consumo. Manchette construyó una obra de crítica social sostenida en clisés de la sociedad francesa contemporánea.
Los héroes de Manchette están relacionados con las causas revolucionarias, independientes, que estas sucedan en el Uruguay de los Tupacamarus, o en Santo Domingo, Inglaterra o España, país entrañable para el autor que inspira su novela Nada, versión ficcional del movimiento “Nosotros”. Sobre todo denuncia, señala, a la manera de un romántico revolucionario. Cuando escribe Le petit bleu de la cote ouest (El azul de la costa oeste), no sabe cómo hacer con la relación amorosa en la que se entrampan sus personajes, la verdad que son treinta páginas en la que no se sabe si es una novela de amor, escribe Manchette. Su diario, en el que escribió toda su vida, ha sido editado por primera vez. En él encontramos un Manchette muy consciente de su necesidad de hacer un trabajo crítico apoyándose en un enfoque completamente behavorista y arcaico. Cito: Viernes, 14 de mayo de 1976: Algo interesante con la ecritura behavorista, es que las acciones son indicadas sin explicación. Comprendemos en general, pero a veces no comprendemos suficientemente. Y yo creo que hay que crear ssistemáticamente accione sy diálogos que sean un poco incomprensibles. Y sobre Le tireur couché (El tirador echado): Trato de scribir de manera hiper-behavorista, muy densa y rápida, es decir, de una manera neo-clásica. A lo mejor pienso leer Chase para ver cómo funciona un buen ersatz. Sucede que los norteamericanos, a pesar de que han producido parte de las mejores novelas negras, no han pensado que pueda ser un género en sí mismo. Manchette lo había visto: comprendió rápidamente que la sociedad contemporánea atravesaría una gran crisis, y que la novela, sería el eje estético de esa revolución individual, la distancia entre vida y escritura mínima, como sucede ahora con la “autoficicción”. Por supuesto, su preocupación estaba sobre todo en el “mostrar” y “señalar” los defectos de la sociedad capitalista. Una literatura muy política que puede llegar a ser aburrida, por esquemática, pero apreciada en su justa dimensión dentro de su contexto.
Manchette fumaba demasiado, producía demasiados guiones para cine, algunas películas con Luis Buñuel, ¿Ciego, qué deseas?, en 1993, con Max Pecas, con Claude Chabrol y Vera Velmont, su carta de la suerte porque desde entonces porque su vida económica mejoró disfrutando de cierto éxito con algunas de sus novelas. Agorafóbico por mucho tiempo, un cáncer alcanza el páncreas, luego, es un descenso lento y productivo. Varias novelas más, entre ellas Fatal, curiosamente editada en la colección blanca de Gallimard y no en la Serie negra que ya se había convertido en un mito gracias al impulso que le dio su editor, Duhamel. En 1977 aparecen los primeros comics, con dibujos de Tardi y como protagonista al detective Griffu, un descreído, romántico y delicado como lo era el propio Manchette. Entre la música del saxo que tocaba, la agorafobia , el trabajo y el agotamiento, un día se termina el episodio Manchette, igual que su héroe que muere sin lamentos: Pensé que sería divertido que muera... con esta idea, me río.

Todas las novelas negras de Manchette han salido editadas en la colección Quarto, de Gallimard. Una lectura que vale la pena. Una forma de desenfado, de respuesta fresca al anquilosamiento literario.

1 commentaire:

Von Krolock a dit…

No conocía a este autor, supongo que en España no debe haber sido traducido, o si lo fue, con mal tino y peor suerte.

Desde luego por lo que dices las suyas deben ser estimulantes lecturas.

Un saludo carótido.