samedi, septembre 24, 2005
La ingenuidad
Leyendo el blog de Iván Thays http://www.notasmoleskine.blogspot.com (a lo mejor los escritores nos leemos mutuamente como una manera de dialogar en la distancia), encuentro una mención a una conferencia dada por Mario Vargas Llosa en Rumania, en la cual habla de una pérdida de fuerza en la literatura producida en las sociedades democráticas (analiza el caso de España), en favor de una producción más realista y menos ambiciosa. Esto me ha llevado a preguntarme qué es lo que sucede, cuál es la crisis de valores e ideas que afrontamos los que escribimos en este nuevo siglo. No hay una sóla respuesta sino una especie de Promesa de respuesta, o de apuesta. Pensaba que, como dice Vargas Llosa, esa ingenuidad perdida es indispensable. La literatura, preferiría decir, la creación en general, es una creencia en el poder de esos productos, digamos, espirituales. De alguna manera creemos que algo se va a transformar y apostamos por ello, con todos los riesgos que eso representa. Si Vargas Llosa escribe y se entrega con la misma pasión de siempre, es a lo mejor porque es ingenuo, pero esa es justamente su fuerza. Yo pienso en todos aquéllos que incluso escribiendo siempre somos lectores sedientos de un pedazo de vida humana en una novela, de un brillo fatuo -poco importa-, intensoy efímero. Cada vez que busco un libro me aferro a sus frases que dan vida a otras personas, a otras voces que miran el mundo de otra forma. ¿Alguna vez llegaremos a sentir todos igual? La idea de que la pluralidad se extinga da miedo, pero si un escritor es también una forma de sentir, con un lenguaje que expresa su patología y su desencanto, ¿no será una manera de ir en contra del cinismo que por momentos impera en la literatura? Nuestra parte más importante, más humana, es el comenzar siempre de nuevo, es ese Hacer que abriga la esperanza de que todo puede volver a empezar, incluso en las situaciones más desesperadas. Es seguro otra ingenuidad, pero puede que sea sólo una creencia. No absoluta, libre y frágil como un puente que quiere extenderse hasta tocar el otro extremo: el otro.
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3 commentaires:
A veces hace falta ingenio para ser ingenuo. En todo caso la inocencia literaria es una de las primeras que pierden los lectores cuando incursionan como escritores.
Saludos Patty.
La inocencia literaria o la ingenuidad perdida son indispensables, es cierto. Yo lo que me pregunto a diario es cómo se combina eso con lo que tanto se está publicando, tan alejado de la imaginación, tan híbrido de géneros que llega un momento en que ya no se sabe si lo que se lee es un reportaje, una crónica o memorias (aunque la contraportada te advierte que se trata de una novela...), y eso ocurre en todos los países, no sólo en España, no sólo en sociedades "estables y democráticas"...
Asocio ingenuidad a una sinceridad sin límites, al escribir, algo que es
indefinible y que preserva la condición humana del escritor/a.
Y que sin emabargo implica una insistencia en la escritura como algo totalizador, que exige abismarse de lo melifluo..
Salutes Patricia.
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