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dimanche, octobre 07, 2012

Venezuela decide, envers et contre tous

Complicado tratar de romper con todos los clichés que circulan en la prensa internacional sobre lo que sucede en Venezuela, nada que ver con el ambiente que se vive aquí, tan auténtico, en la confianza y el diálogo constante. Enrique Capriles  (candidato de la MUD) no es un candidato del "centro de izquierda" como se dice en la prensa internacional, ni de la social democracia, sino de la derecha, y la derecha como líder de un pensamiento completamente neo-liberal que no pone en duda una economía sujeta a las leyes brutales del mercado. Capriles también pertenece a una de las familias más adineradas de Venezuela, participó en una asociación neo-facista durante su juventud y no esconde sus ganas por llegar al poder para operar una in-volución, es decir, volver al modelo que había antes de que empezara el "movimiento bolivariano", como se le llama aquí al proceso que vive el país. Pero, ¿eso lo invalida como candidato? No, lo que sucede es que Capriles carece de discurso político salvo el "paquetazo" neo-neoliberal que le tienen reservado a la población, y es más la carta improvisada de una oposición hiper conservadora que quiere volver a tener el poder económico en un país que es uno de los más ricos de la región. Venezuela posee una de las reservas más importantes del mundo en petróleo. ¿Sino por qué tanta aversión contra el gobierno de Chávez?  Trato de comprender qué sucede, al margen de los clichés, que Chávez sea militar, de su cercanía con Castro, pese a las diferencias abismales, de los miedos que despierta con un gobierno que se proclama abiertamente socialista, que propone la igualdad social, la plena ciudadanía, el equilibrio de poderes (el Estado social como promotor de la democracia participativa, los Consejos comunales y las Misiones como ejes de desarrollo), y una verdadera revolución de ideas: salir de una sociedad de consumo, brutalmente cruel que se basa en la desigualdad y se nutre de la competencia, hacia una sociedad de crecimiento equilibrado, solidaria y autónoma. ¿Es eso lo que se le reprocha al gobierno del PSUV liderado por Chávez? Políticamente es cierto que podemos reprocharle una ingenuidad política que le ha ganado cierta desconfianza, alianzas con países que, a diferencia de Venezuela, son prepotentes, violentos desde sus Estados, pero, ¿es suficiente¿?  Me pregunto, porque me quedo perpleja cuando veo esa resignación planetaria a la dinámica de la sociedad, cuando leo todos los ataques constantes, muchas veces difamatorios, sobre lo que sucede con Venezuela: ¿qué maneja todo eso? Jean-Luc Melénchon (líder del Frente de izquierda francés e Ignacio Ramonet, ex director del Monde diplomatique) han dicho que se trataba de un complot de la derecha internacional contra un gobierno que está dando excelentes resultados, reducción del desempleo, sobre todo de la pobreza del 25% según organismos internacionales, la artillería que se despliega no ve nada sino lo que desea ver, con una intolerancia  muchas veces escandalosa (además, los medios de comunicación son los únicos en formatear la opinión pública, el "apolitismo" de la época ha facilitado esa tiranía). Hay algo de nihilista en esto, no creer que un "milagro social" sea posible, no creer en la madurez de un pueblo, ignorarla y despreciarla. Incluso hay algo de racista: ¿cómo todos esos ignorantes venezolanos van a darnos lecciones de democracia?  Veo ganas de ver siempre balkanizada a América latina, de no dejar nacer países con democracias plenas, países fragmentados socialmente, de economías semi-feudales, con mano de obra barata, patriarcales y brutales. Es como un ship integrado en una mayoría que es de derecha, insensible, como decía Leon Blum, y cínica con estas realidades violentamente ciertas. Venezuela es ahora uno de los países que lidera la Unasur, la Celac, y acaba de entrar al Mercosur, es uno de los países que proponen no solo una economía mixta: colectiva y privada, sino esa transformación de valores que esta crisis de civilización debería fomentar. No hay nada resuelto, pero hay una población activa, dinámica, anti nihilista, radiante, y con confianza en la vida y el futuro, ¿hay que seguir burlándose de ella y desfigurando su proceso?

Cuando veo que en le Perú, mi país, hay más de dos generaciones abortadas, cuando veo sus pasos perdidos en un país que no los oye, siempre ahogados en la estridencia y la improvisación, lo que sucede en Venezuela es una lección de vida y de valentía para enfrentar el futuro. Como escribe también Leon Blum en lo que significa ser socialista: una revolución instala la razón y la justicia ahí donde domina el privilegio y el azar.

Esta madrugada me han despertado los fuegos artificiales que llamaban al voto como una celebración. Hay gente en la televisión que sonríe con todo el rostro, algunas, en cola desde la medianoche. Muerta de sueño, creo que Venezuela se merece un gesto de solidaridad presente y lejos del filisteísmo político dominante como del nihilismo deliberado de la derecha. Sí, a lo mejor siempre podemos ser mejores, ¿tanto miedo da?

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