La vida y la obra de Pier Paolo
Pasolini (Boloña 1922-Ostia 1975) tiene ese brillo oscuro y denso del petróleo,
título de su novela póstuma. Es de una materia que se adhiere a la piel y nos
marca, obligándonos a pensar en nuestra más inmediata actualidad: ¿qué estás
sucediendo en nuestra época, qué significa ser una persona de izquierda, qué
significa el compromiso, y qué significa el pacto histórico en la literatura?
Poeta, ensayista, novelista, cineasta, un artista que estuvo en movimiento
perpetuo tratando de no perderse en el tumulto de máscaras que la sociedad le
fue entregando, liberando el rostro, la palabra, la escritura, y sobre todo, la
imagen (el cine como la confirmación de la vida en la muerte, de lo que dura
dentro del movimiento), una forma de huir de la asfixia existencial. Este libro
gráfico de Davide Toffolo (451 ediciones), revive al personaje tal y como lo
desearían las generaciones de ahora, accesible en Internet, viviendo en un
pueblo de Italia, dispuesto a mantener diálogos en línea. Sin embargo Pasolini
fue asesinado brutalmente en 1975 por un joven italiano de quien se decía que
era su amante. Esta muerte terrible, que Pasolini presagió en sus textos
autobiográficos, hicieron sospechar que más que un crimen pasional, se trataba
de una venganza contra un personaje polémico e insobornable con su época, capaz
de comprender que el consumismo sería la ideología de moda, y el conformismo,
el modo de vida más celebrado. Pasolini no dejará de denunciar que el consumo
mata a la cultura, que el poder es alienación (tal como lo vio Michel Foucault),
que se acercaba un tiempo atroz donde todo se transformaría en producto
desechable, un desfile continuo de personas fragmentadas en su deseo y con
máscaras terribles. Para entender a Pasolini hay que entender su relación con el
cuerpo, el cuerpo proscrito y castigado del homosexual, que trata de mostrar el
desagarro del sometimiento en Saló y los 120 días de Sodoma, y que llega a
rozar un “angelismo” casi místico en Teorema. El cuerpo material nunca llega a
ser espiritual al someterse a la plusvalía de la mirada codiciosa del otroa (Marx nunca está ausente en toda su
reflexión como artista). Sin esperanza, sin utopías, sin poesía, la solidaridad,
el amor, no existen, solo las personas extraordinarias sobreviven; su pesimismo
es a veces radical. Como figura
clave de los años que le tocó vivir, Pasolini siempre fue implacable en sus
críticas hacia una Italia que veía cada vez más reaccionaria, arcaica y
entorpecida por la religión y la sociedad de consumo: Italia es un país que se vuelve cada vez más estúpido e ignorante, que
cultiva retóricas cada vez más insoportables… Convencido de que los jóvenes
que se rebelan no hacen más que levantar una piedra que terminará por caerles
encima (sus críticas a mayo del 68) al carecer de convicción y seguir los
valores dominantes, Pasolini se convierte en una especie de “chivo expiatorio”
que calmará la sed de venganza de una clase pequeño-burguesa indignada por los
insultos que recibe; escribió entonces: La
paz, la verdadera paz del poeta es irrealizable. El problema en el mundo es el
racismo (…) odio de todo lo que es
distinto, de todo lo que no entra en la norma y que por eso perturba el orden
burgués. Libre, entre arcaico y completamente moderno, Pasolini mantuvo el
fuego en su vida, pero dentro del petróleo, el fuego se extiende.
Pasolini,
Davide Toffolo
451 editores, 2012
147 páginas.
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