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vendredi, octobre 12, 2012

Pasolini, como un héroe de nuestro tiempo





La vida y la obra de Pier Paolo Pasolini (Boloña 1922-Ostia 1975) tiene ese brillo oscuro y denso del petróleo, título de su novela póstuma. Es de una materia que se adhiere a la piel y nos marca, obligándonos a pensar en nuestra más inmediata actualidad: ¿qué estás sucediendo en nuestra época, qué significa ser una persona de izquierda, qué significa el compromiso, y qué significa el pacto histórico en la literatura? Poeta, ensayista, novelista, cineasta, un artista que estuvo en movimiento perpetuo tratando de no perderse en el tumulto de máscaras que la sociedad le fue entregando, liberando el rostro, la palabra, la escritura, y sobre todo, la imagen (el cine como la confirmación de la vida en la muerte, de lo que dura dentro del movimiento), una forma de huir de la asfixia existencial. Este libro gráfico de Davide Toffolo (451 ediciones), revive al personaje tal y como lo desearían las generaciones de ahora, accesible en Internet, viviendo en un pueblo de Italia, dispuesto a mantener diálogos en línea. Sin embargo Pasolini fue asesinado brutalmente en 1975 por un joven italiano de quien se decía que era su amante. Esta muerte terrible, que Pasolini presagió en sus textos autobiográficos, hicieron sospechar que más que un crimen pasional, se trataba de una venganza contra un personaje polémico e insobornable con su época, capaz de comprender que el consumismo sería la ideología de moda, y el conformismo, el modo de vida más celebrado. Pasolini no dejará de denunciar que el consumo mata a la cultura, que el poder es alienación (tal como lo vio Michel Foucault), que se acercaba un tiempo atroz donde todo se transformaría en producto desechable, un desfile continuo de personas fragmentadas en su deseo y con máscaras terribles. Para entender a Pasolini hay que entender su relación con el cuerpo, el cuerpo proscrito y castigado del homosexual, que trata de mostrar el desagarro del sometimiento en Saló y los 120 días de Sodoma, y que llega a rozar un “angelismo” casi místico en Teorema. El cuerpo material nunca llega a ser espiritual al someterse a la plusvalía de la mirada codiciosa del otroa (Marx nunca está ausente en toda su reflexión como artista). Sin esperanza, sin utopías, sin poesía, la solidaridad, el amor, no existen, solo las personas extraordinarias sobreviven; su pesimismo es a  veces radical. Como figura clave de los años que le tocó vivir, Pasolini siempre fue implacable en sus críticas hacia una Italia que veía cada vez más reaccionaria, arcaica y entorpecida por la religión y la sociedad de consumo: Italia es un país que se vuelve cada vez más estúpido e ignorante, que cultiva retóricas cada vez más insoportables… Convencido de que los jóvenes que se rebelan no hacen más que levantar una piedra que terminará por caerles encima (sus críticas a mayo del 68) al carecer de convicción y seguir los valores dominantes, Pasolini se convierte en una especie de “chivo expiatorio” que calmará la sed de venganza de una clase pequeño-burguesa indignada por los insultos que recibe; escribió entonces: La paz, la verdadera paz del poeta es irrealizable. El problema en el mundo es el racismo (…) odio de todo lo que es distinto, de todo lo que no entra en la norma y que por eso perturba el orden burgués. Libre, entre arcaico y completamente moderno, Pasolini mantuvo el fuego en su vida, pero dentro del petróleo, el fuego se extiende.

Pasolini,
Davide Toffolo
451 editores, 2012
147 páginas.

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