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samedi, août 13, 2011

¿Por qué las mujeres estamos tan solas?

Esta es una canción que toda mujer entona en voz baja, sin atreverse a alzar la voz, casi en sordina. ¿Por qué las mujeres están solas, tienen tan poca resonancia, no son visibles, parecen solo un eco, un significado sin significante, como diría Lacan? Hay muchísimos libros que analizan el tema, sabemos de la dominación masculina, del falogocentrismo, del androcentrismo, de la misoginia, y et caétera... Muchos hombres escriben y hablan del tema libremente, se publican libros, se reeditan, pero ¿se leen?, Las mujeres, hablan, pero no son escuchadas con atención. Habría que tener en cuenta lo que dice Alain Badiou en una entrevista difundida ampliamente en las redes: todo es mercancía, las ideas, los pensamientos, incluso los sentimientos....  Ahí donde no hay plusvalía, aquella que impone el exterior a bajo costo, no hay audiencia, no hay público. Saber que vivimos una época saturada de información, ayuda también a comprender por qué es tan difícil lograr que alguien lea más de  diez líneas. La cultura de la lectura está cada vez más débil y se fortalece la síntesis, el clisé, el estereotipo. Si una mujer no puede ser clasificada en un estereotipo flota, no tiene rostro. Por eso, la fortaleza con la que aquellas que escriben deben afrontar ese silencio es importante, pero también la generosidad. En vista de cuotas exiguas, el miedo se impone y no favorece la fraternidad ni la lealtad en los vínculos que se pasean en medio de un ventanal... la que sale ilesa, tiene una victoria moral ganada: la de haber sabido mantenerse fuerte y digna. Resulta penoso quejarse, la única forma de transformar ese fatum tan pesado, es escribiendo, insistiendo, no dejándose arrinconar. Si las mujeres están tan solas, de alguna manera es porque la sociedad no le permite establecer alianzas, se rompen en cuanto entran en juego los intereses individuales, la familia, la casa, el patrimonio...
Tal vez habrá que empezar por mirarse de otra manera para que las cosas cambien, estoy segura que la forma de interpretarse, y representarse, debe cambiar. Si somos capaces de sentirnos libres, actuaremos con libertad, si no, seguiremos en nuestra cárcel y el canto solo será balbuceo.  Además creo que no solo las mujeres sufren esa marginalidad, basta que alguien no desee pactar con las reglas del juego de la visibilidad para que quede rezagadoa: ausencia de arrivismo, malicia, manipulación, deslealtad consigo mismoa... La pregunta es qué preferimos , ¿permanecer íntegroas o fragmentarnos y perdernos en este laberinto donde todo el mundo habla, donde el sujeto soberano no permite la presencia de alguien que ponga en duda su existencia? Y si existir es dudar....

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