El tiempo pasa, las horas pasan, la intervención se suspende, y se suspende el temor hasta dentro de unos días. No puedo acercarme a mis libros sin sentir que me pierdo algo importante. No puedo evitar estar presente en cada detalle, en cada movimiento. Ganas de perderme en las calles de Lima, caminar, mirar, buscar un libro para mi mamá-... Y ver cómo la gente baja a la playa, los tablistas, las mujeres sonrientes, los niños radiantes...
Todo es radiante, incluso el ánimo de mi madre, y todo contrasta con ese instante que llegará, tarde o temprano... Tarde limeña, cielo azul licuado...
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire