He trabajado un poco para ustedes: he traducido, feliz, esta carta que en estos tiempos de cinismo, desapego y egos chocando, es una lección de amor, de afecto, de entrega.... Aquí se las dejo, pienso traducir la correspondencia completa entre estos dos escritores del romanticismo que mantuvieron una relación corta e intensa. Eso es lo que nos han dejado, además de algunas novelas extraordinarias...
Georges Sand a Alfred de Musset
12 mayo, Venecia
No, mi niño querido, esas tres cartas no son el último estrechamiento de manos de la amante que te abandona, es el beso del hermano que te queda. Ese sentimiento es demasiado bello, demasiado puro y dulce como para que sienta el deseo de terminar con él. ¿Estás seguro, mi pequeño, de no desear acabar con él? ¿Un nuevo amor no te impondrá esa condición? Que mi recuerdo no envenene ninguno de los goces de tu vida, pero no dejes que ellos destruyan o te hagan despreciar mi recuerdo. Se feliz, se amado, ¿cómo no lo vas a hacer? Pero mantenme en un rincón de tu corazón y acude a él en los días de tristeza para encontrar un consuelo y un aliento. No me hablas de salud. Sin embargo me dices que el olor de la primavera y de las lilas entra en tu cuarto por bocanadas y hace saltar tu corazón de amor y de juventud. Eso es un signo de salud y de fuerza, el más delicado, por cierto, que la naturaleza nos ha dado. Ama, entonces, mi Alfred, ama por siempre. Ama una mujer joven y bella, que no haya amado todavía, que no haya sufrido. Cuídala y no la hagas sufrir. El corazón de una mujer es una cosa tan delicada cuando no un hielo o una piedra! Yo creo que no hay término medio en tu forma de amar y estimar. En vano tratas de esconderte detrás de la desconfianza, o cuando crees protegerte bajo la ligereza de la infancia. Tu alma está hecha para amar ardientemente o sino se secará completamente. No puedo creer que con tanta savia y juventud, puedas caer en la “augusta permanencia”. Saldrás a flote en cada instante e impondrás, a pesar de ti, a los objetos indignos, la rica efusión de tu amor. Lo has dicho cien veces y has sido amable al contradecirte, nada ha borrado esa sentencia: No hay en el mundo algo más importante que el amor. A lo mejor es una facultad divida que se pierde y se recupera, que hay que cultivar o que conquistar con sufrimientos crueles y experiencias dolorosas. A lo mejor te ha costado amarme para amar a otra con abandono. A lo mejor, aquella que vendrá., será amada menos que yo, y a lo mejor será más feliz y más amada. Hay un misterio en esas cosas, y dios nos empuja por caminos nuevos e imprevisibles. Déjate llevar, no te resistas. El no abandona a sus privilegiados. Los toma por la mano y los coloca en medio de un coral donde deben aprender a vivir, para sentarse luego en el banquete en el que podrán descansar. Yo, mi niño, he aquí que mi alma se calma y que la esperanza regresa. Mi imaginación se muere y no se aferra más que a ficciones literarias. Ella abandona su rol en la vida real y no me empuja más allá de la prudencia y la razón. Mi corazón es todavía, y será, sensible e irritable, dispuesto a sangrar abundantemente al menor corte. Esta sensibilidad tiene todavía algo de exagerado y de enfermedad que no sana. Pero también veo la mano de dios que se inclina sobre mí y me llama hacia una existencia durable y serena. Los verdaderos bienes, los tengo a mi disposición. Me había acostumbrado al entusiasmo y a veces me hace falta, pero cuando la crisis de Spleen ha pasado, me aplaudo de haber aprendido a amar con los ojos abiertos. Un buen punto para apurar mi recuperación, es que puedo esconder mis viejos restos de sufrimiento. No tengo que hacer frente a unos ojos tan penetrantes como los tuyos y puedo hacerme el pájaro enfermo sin que nadie se dé cuenta. Si sospechan que estoy triste, me justifico con un dolor de cabeza o una molestia en el pie. Nadie me ha visto completamente despreocupada o loca. Nadie conoce todos los rincones de mi carácter. No ven más que las líneas principales, y eso está bien, ¿no es cierto?
No digo nada para convencerlos o hacerles ver que están en un error, y me dejo regenerar por ese afecto suave y honesto. Por la primera vez en mi vida, amo sin pasión.
Tú todavía no has llegado allí. A lo mejor andarás en sentido contrario. A lo mejor tu último amor será el más novelesco, el más joven. Pero tu buen corazón, tu buen corazón, no lo mates, te lo ruego!! Que se involucre entero en todos los amores de tu vida, pero que no actúe siempre su rol noble, a fin de que un día puedas mirar atrás como yo y decir: he sufrido, me he equivocado algunas veces, pero he amado. Soy yo la que ha vivido y no un ser facticio, inventado por mi orgullo o mi aburrimiento.
Tus cartas son tan hermosas y tiernas, mi querido Alfred. La última es todavía mejor que las anteriores; no te acuses de nada, no tengas remordimientos, si no puedes sobrellevar algunos aversiones, y ciertas tristezas. No te aventures en nada que te haga sufrir. Has sufrido ya bastante conmigo y no veas a mi hijo si eso te hace daño. (…) Oh, sí nos volveremos a ver, ¿no es cierto?
4 commentaires:
Esa carta está divina! Deliciosa diría yo! Qué precisión en la escogencia de las palabras y en la descripción de eso que parece indescriptible...
Sí, estas cartas se pueden leer en el archivo numérico de la www.bnf.fr.....
creo que hace bien leerlas, además, los protagonistas han existido. Todo es posible!!
Gracias.
de nada, es todo un placer compartirla con ustedes...
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