jeudi, janvier 13, 2011
Los derechos naturales, post literatura
He estado pensando en lo que se podría considerar como derechos naturales pero que no son derechos, si no, decía, privilegios. Pienso en la educación, la salud, la subsistencia en su forma más básica. La crisis continua, plantea una vida sin futuro, sin esperanzas de transformarse, y termina convirtiendo a quienes las viven en personas pasivas. Hay un estado vegetal en quien siente que no posee un destino (incluso de culpa por existir sin futuro!!), ni el derecho a una vida digna. La visión vitalista y hedonista, nos hace pensar, y desear, una vida digna y rica en experiencias para toda persona, que esté en Lima o en el rincón más escondido del África, pero ¿es posible? Tal vez casi nunca, en esta época de dominación de la ganancia, mercantil. cínica y sin escrúpulos, la dignidad ha sido tanto una lotería de la economía Casino. Una época de hegemonías que hace pensar a mi amigo Richard Millet (Le post littéraire, lénfer du roman, Gallimard 2010) que el idioma francés peligra como lengua literaria, que la hegemonía estética anglosajona terminará por imponerse en detrimento de otras propuestas, etc... Cada cultura contiene una serie de valores y la anglosajona, en su versión norteamericana propone valores cuantitativos, más que cualitativos, el problema es de hecho, la pobreza de sus calidades. Mientras el francés sigue haciendo un esfuerzo por representarse al Otro (la ambición humanista de su manera de ver el mundo) el resto parece que elige una visión pragmática, práctica, operativa e instrumental. Finalmente esta hegemonía hace que aquellos valores sean los dominantes y alienen a medio planeta. El desarraigo entonces es enorme porque el idioma ya no es un refugio, una casa inicial donde podemos recostar la cabeza y soñar con algo mejor, sino una doctrina, un discurso de dominantes y dominados, de alienantes y alienados. El idioma ya no está cerca de nosotros y nos habla sino que nos adoctrina, nos aleja de lo que sentimos y nos hunde en un desarraigo constante. Al no comprender aquellos mensajes que recibidos constantemente a través de los medios de comunicación ( violencia, crisis, inseguridad) algo se altera y se duerme: la creatividad y la capacidad de respuesta. La época post literaria, si entiendo bien lo que dice Millet, no es la de la democracia, sino la de la dictadura de una forma de pensamiento que es siempre mercantilista, individualista e interesado, frente al cual la literatura y el "infierno de la novela" sería un intento inútil por tratar de seguir cantando a los sublime en medio de tiros, y bajo ese fuego constante. ¿Saldremos intactoas de esta apuesta? No lo sé, pero sí, siento, he percibido, y siento que esta época de desarraigo es una etapa muy dura, implacable con aquelloas que no poseen los instrumentos para protegerse de ese tiroteo. Nos queda siempre el lenguaje, pero si no hacemos algo con él, aquelloas que escribimos y lo entregamos a las manos de los más fuertes, estamos perdidos. La literatura no pertenece a la economía, por más que los libros se vendan, no es status quo, ni un código social, es una forma de independencia, de lucha constante contra toda forma de alienación, si no se ha entiende así, pues sí, estamos en la época post-literaria.
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