Hoy asistí a la última sesión del seminario de Julia Kristeva. Creo que esta clase ha tenido el sentido clásico del ágape, de la celebración, porque todo diálogo que se enriquece con la presencia de los otros es una celebración, una epifanía. Cre que ese es el sentido de la enseñanza: hacer pasar lo que se sabe con deseo de comunicar, con ganas. En ese sentido se podría emplear la palabra francesa "passeur", los que ayudan a atravesar, los que orientan. Sin diálogo, sin interlocutores, el trabajo se hace más pobre. Aunque Kristava habló de George Bataille(Madame Edwarda, Historia del ojo), y su renuncia a la linearidad del relato como forma de transgresión (yo trataría esto desde el punto de vista político, resistencia a una estética dominante), en los límites de "indecible", lo que ya no se puede abarcar, deseo citar un fragmento de Maurice Blanchot sobre el uso de la palabra: Hablar no es decir ni nombrar. Hablar es celebrar, y celebrar, glorificar, hacer de la palabra un acto luminoso que dice incluso cuando no hay nada qué decir, que no da nombre a lo que no tiene nombre, pero lo acoge, lo invoca y lo celebra, único lenguaje en que la noche es suya, sin romperse ni rebelarse.
El uso de la palabra, es un don, es un darse, y más tdavía en la escritura que es la forma inscrita del deseo.
4 commentaires:
de comunicar si, como una forma de donacion de sentido q se enriquece y transforma con el arribo del otro al discurso, a la reflexion, al dialogo abierto y sin prejuicios...rebelarse contra una estetica dominante, deberia ser el principal ejercicio de la libertad, como proceso creativo y dinamico de nuestra existencia en medio de aquella tension entre eros y tanatos...la palabra y el sonido, como apunta jaeger, eran para los griegos, junto con el ritmo y la armonia, las unicas fuerzas formadoras del alma, pues el factor decisivo de toda paidea, es la energia...
Bella mujer la Kristeva. Con ella uno se atreve a pensar que cada vez más parecemos una sociedad deprimida, pero estimulada con barbitúricos. Por eso conviene diferenciar entre melancolía y depresión. Algo de esto dijo en una entrevista: “lo bello nació en el país de la melancolía, que es una armonía más allá de la desesperación (…) [Distinto al] discurso deprimido que puede ser monótono o agitado, pero la persona que lo sostiene da siempre la impresión de no creer en él, de no habitarlo, de mantenerse fuera del lenguaje, dentro de la cripta secreta de su dolor sin palabra”. No habitar las palabras es andar deprimido.
Hola Patricia...
Pues definitivamente deacuerdo con lo que has colocado sobre la palabra nuestra forma de comunicación, el simbolo, el vínculo para establecer contacto para nombrar, para llamar, y en cuanto a Kristeva que decir toda una mujer con senda trayectoria acargo de las letras también.
Saludos!
DIgo que kristeva a multidisciplinarizado la investigación literaria.
Y eso de que hay silencios elocuentes, es muy utilizado y lo repito.
Hua, hua
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