Cuanto más lo pienso, más comprendo, o acepto, que el valor que les damos a las cosas tiene que ver con nuestra capacidad de interpretar. Así, muchas cosas son un malentendido. Nuestros sufrimientos en general son un malentendido porque no estamos en capacidad de recibir o de interpretar lo que se nos da. Entonces, la vida siempre nos da, por instantes, en la efímera aparición de un rostro, en su lado irreductible (un rostro siempre es infinito en sus variaciones)y en su desaparición. Un personaje de una película de Godard, decía: un rostro es un rostro y es en ese instante tan volátil (la velocidad para inscribirlo en nuestra retina, pero también en nuestro afecto) que depende nuestro bienestar. Pero siempre, siempre, queda la sensación de no haber vivido completamente una experiencia, de haberla, de alguna forma, ignorado o dejado pasar. Es nuestro lado imperfecto y que yo siempre he traducido como la sensación de culpa que el cristianismo ha recuperado hasta la castración en el caso de los beatos (los que renuncian). Todo el tiempo renunciamos un poco a todo porque nos vamos alejando de nuestras experiencias... Imposible que no sea así. Y si estuviésemos capacitadoas para interpretar las cosas con generosidad, y si fuésemos capaces de agradecer cada mano extendida, gesto de afecto, si estuviésemos siempre abiertos a los demás, no no sentiríamos mal. El malentendido es no saber ser generosos con nosotroas mismoas, no saber aceptar lo efímero, lo inasible, lo que no comprendemos y volvernos esas criaturas frustradas capaces de ser crueles porque no sabemos como trascender nuestra precariedad.... Y sin embargo, somos tan capaces de ser nobles y generosos, incluso en las peores circunstancias... Yo sí lo creo.
Cuelgo, un video clip de una canción soberbia de Rachid Taha, Ala Jalkoum...http://www.youtube.com/watch?v=FJxfm1nHaIU
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