Sí el juego hiperbólico de Eros y Tánatos, o su tensión, ahí donde la creación es necesaria para no caer en respuestas fáciles. De alguna manera la falta de oxígeno del pensamiento de derecha es su falta de creatividad, es porque esa "máquina de deseo" que somos todos no funciona. Y Tánatos domina. El conservadurismo, el discurso inspirado en el odio del otro, el negarle existencia es porque eros está ausente y esto no permite comunicar con el exterior. Solo un detalle trivial, pero elocuente: obervar las expresiones de cada candidato, su manera de moverse y expresarse, su frases; en el caso de Royal, reflexivas, porosas, en el caso de Sarkozy, (incluso, Bayrou aunque este es un candidato carismático), y peor, con Le pen, cada vez más cerradas, no transpiran y no acogen. El otro, está ausente.
Ganas de pasear por el jardín de la casa de Chateaubriand, que es inmenso, casi demasiado, es tan, tan luminoso, tan francés y al mismo tiempo tan de América (trajo muchos árboles desde los Estados Unidos). Es cierto, es un privilegio cuando pienso que tengo este parque de 3000 m casi para mí sola. Como no es aún verano, pero hace un clima estupendo y un cielo azul intenso, no hay casi visitantes. Como una supersticiosa me digo que el hecho de que esté de nuevo aquí, que esta casa me acoja como una matriz, tiene que ver con el hecho de que un día, en la feria dle libro de Miraflores, en el parque Kennedy, yo compré el primer tomo de
Las memorias de ultratumba (en una edición del editorial de Oveja negra), de René de Chateaubriand, libro que leí con voracidad. Sobre todo las partes de la infancia en el castillo. Luego, cuando vine a París, visité esta casa, pero no tenía la remota idea de que era también una residencia para escritores. He vuelto a leer sus Memorias en francés, y en la primera parte, que yo no recordaba, habla de cómo planta sus árboles "para darle sombra en el verano y calor en el invierno". Solo queda un cedro del Líbano plantado por las manos de Chateaubriand, el mismo que toco cuando paseo por su jardín. En esos instantes todo parece estar de armonía, una especie de azar feliz, como una historia de amor!!!
El otro día Jaime, que ahora está en Nueva York, me dijo: "vives en la ciudad más bonita del mundo", y sí, es posible, pero la ciudad no es un accesorio, ni yo tampoco y necesito ese tipo de "señales" o de conjunciones de fuerzas. Chateaubriand y Madame de Stael (la mujer que introdujo el romanticismo en Francia, amiga de Goethe, del mismo Chateaubriand, y sobre todo de Madame de Recamier, gran amor del primero, además Germaine de Stael fue amante de Pedro de Souza, que no sé qué tenga que ver conmigo, pero me gusta su nombre y que haya amado tanto el Brasil como para renunciar a vivir en Portugal, y etc).... Acabo de leer una buena parte de un ensayo de Jacques Ranciere sobre la literatura y la política: apasionante. Tengo que dejar la casa de Chateaubriand, caminar un tramo entre bosque, ruido de pájaros carpinteros, gorriones, urracas, cuervos... hasta el RER en dirección del centro de París (donde está la biblioteca de beauburg, lugar ideal melting pot vital, la mejor biblioteca de París)...
Mais, para una persona acostumbrada al páramo limeño, que adora tomar taxis, la caminata obligada es casi un desafío, y si no fuera por este bosque hermoso, y si no fuese por Chateaubriand...
foto: una parte del parque...
Ayer, en Beaubourg, visto al exposición Pierre Klossowski, a quien conocí, y quise por su bondad y su falta de apego al dinero. Porque terminó sus días en su modesta casa de un BHLM (casas que construye la ciudad para los más pobres, Balthus, -también pintor-, hermano de PK, vivía en un castillo en Italia) del barrio 13, en París. Durante mi visita me tuvo cogida por el brazo (ya estaba muy anciano y ahora, ya murió). Me habló de esos cuadros que ahora veo en la sala de arte moderno, que son de un erotismo magnético. Cuando entro a la biblioteca leo, por recomendación,
La invención de Morel, de Bioy Casares, con prólogo de Jorge Luis Borges, y me doy cuenta de que me perdía algo. Por resistencia al imperialismo argentin en sudamérica, una idea mía de entonces, cuando era estudiante, no leí a los amigos de Borges. Ahora me doy cuenta de que fui una prejuiciosa y me alegra haberlo descubierto a tiempo.
Noche
Adoro recorrer de noche la entrada al castillo, ver entre los árboles las luces de París ir desaparenciendo como si yo activara una travelling. No me intimida, me fascina. Esta noche hay luna y estrellas y una botella de bordeaux junto a
De la literatura, de Madame de Stael. Es mi pequeño paraíso, tan íntimo y personal como cuando se lee un libro o como cuando se sueña mientras se camina. Al entrar aquí me doy cuenta que es solo en esos instantes de soledad que mi creación y mi relación con el mundo se hace fructífera porque recojo de todo, como una cámara, y de ahí mi fascinación con el cine. Estoy exhausta, pero de haber leído casi dos libros íntegros y de pensar que haré un buen trabajo, es un cansancio noble, casi querido.
foto: una parte del parque...