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vendredi, novembre 09, 2012

Tiempos de silencio

Hoy escuché algo así: dejar pasar las cosas, poder concentrarse, entrar en el silencio. A lo mejor no era para nada así, pero creo que el silencio, y el silencio interior, es importante. Odio sonar grandilocuente, pero acabo de oír a una escritora ruandesa (tutsi) hablar de la historia de su país, y la mía,  atravesada de anécdotas, me parece mucho menos importante. Qué importa, dirán, pero sí importa, importa que en esta época de estridencia, se pueda mantener silencio. Me conmueve pensar que escribir puede limpira, curar. Por ejemplo, cuando Scholastique Mukasonga (que acaba de obtener el premio Renaudot en Francia) dice: las palabras son importantes en Ruanda, imprescindibles, la palabra reconciliación es fundamental. Entonces es indispensable pesar sus palabras, saber qué dicen, si dicen...  Hay que saber observar.

No he podido sentarme a escribir en este blog, no ha sido falta de ganas, demasiados temas, demasiadas historias, diálogos, noticias. Esta es una época saturada de información, si seguimos así, vamos a !explotar!

Ayer pensaba en escribir sobre las ciudades, este infierno de ciudades que se han convertido en pequeñas prisiones. Caracas y sus miles de autos, su contaminación, el calor de este año, y de nuevo, los automóviles, el padecimiento del tráfico, el embrutecimiento del tráfico, la desconfianza que a veces asoma como un filo, un espacio por donde toda la confianza se desliza.  ¿funcionará todo esto, a dónde va todo esto? Más allá de la retórica están los gestos...

volveré sobre este tema de forma más clara, aunque, a veces me parece imposible ver claro si no es un acto de amor, de amor, de confianza en lo que intuimos... y confianza en los demás...


1 commentaire:

Anonyme a dit…

El silencio interior, la propia conclusión o la íntima redundancia (parafraseando a Roberto Bolaño) nos devuelven la sensibilidad prístina y virgen anterior a la manifestación. Bien decía Shopenhauer que leer es no pensar. Bien me digo yo: dejemos un poco de información y dejemos que algo de lo sagrado nos entienda. Hay tanta realidad que puede ser elevada.