En un artículo de El país, se habla de un libro que trata en torno a los problemas de la enfermedad de Alzheimer, del padecimiento de los familiares, y de loas que la padecen. Toda identidad es narrativa, como decía Paul Ricoeur, es poder decirse, confiarse, nombrarse. Es terrible pensar que con el tiempo algunas personas pierden una parte de su memoria, convirtiéndose en seres fragmentados por el olvido y los espacios en blanco. Mi padre padece de isquemias debido a la edad, y cada vez que noto que se ha olvidado de cosas importantes, me duele, es como si hubiese dejado de existir y fuese un fantasma. Hay como una confusión, un no saber nada, ni quién es, ni para qué está en el mundo, incluso, como un desconocimiento de su propio cuerpo. Sufro mucho cuando veo eso, quisiera que no pierda su integridad, que la rescate, pero ¿cómo? Hay un porcentaje altísimo de personas que padecen esta enfermedad, recuerdo que Irish Murdoch también la tuvo, y muchoas escritore(a)s...
Trato de concentrarme en Lima y escribir, pero, por muchas razones, me es casi imposible. NO he leído casi nada, no he escrito casi nada. Estoy en el café Haití que está lleno esperando a una amiga que todavía no llega. La gente habla alto y la resonancia también. Hace menos frío, mañana llego al calor de Caracas...
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