desde hace días en Lima, las variaciones de tono, de ánimo, son muy contradictorias. Diría que la concentración, la posibilidad de concentrarme en una idea se esfuma frente a la demanda de atención de familiares y amigo.as.
definitivamente vivir en el Perú, y en uan ciudad como Lima, no es fácil. Hay que entregar su alma, quedarse sin contenido para seguir el ritmo trepidante de esta ciudad.
no hay salida,
correr,
detenerse
correr,
en uan superposición de velocidades que no logramos controlar.
ayer, jueves 30 de noviembre, presentación de mi libro que e suna recopilación de ensayos, Eva no tiene paraíso. Una muestra de lo que suele suceder en mi país, irrespeto por le trabajo de la otra, desdén, desinformación, lenguaje confuso. Era tan patética la actitud de la presentadora, demostrar que ella estaba "capacitada para opinar", que no dejó que se hablase del libro, que, de paso no había leído.
esa mezquindad, esa falta de ideas, de no querer afrontar la pobreza de ideas, porque se trata de pobreza de ideas y de falta de lenguaje, los mismos efectos que hace mil años, ni una pizca de duda, extraña manera de avanzar en el mundo. Mis compatriotas parecen acorazado.as avanzando, o es que la arrogancia de pasar de la pobreza a cierto relativo consumo (abaratado por la precarización del empleo y la mano de obra) les ciega. Toda esta aparente bonanza tiene su lado oscuro: los millones de personas que viven en la pobreza. Y no pienso decir, ni escribir lo contrario.
regreso más tarde.
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