un paréntesis para hablar de este tema que ha ocupado varios días de la actualidad. Es un momento en que la historia se defiende y quier eimponer una coherncia narrativa. Justamente, la coherencia tiene que ver con esa posiblidad de integrar una ficción en la que podemos vernos con un sentido, un movimiento. Sucede que la región de catañuña ha creado una suerte de arcadia, de mito de arcadia, no lo sé, feliz, donde todo el mundo podría er bienvenido. Yo creo que la historia es más una cuestión de individuos, casis siempre hombres, que de colectivos. En ese sentido, alguien ha logrado encender la llama de la ficción.
estoy en Olot, en una región volcánica, un pueblo en medio de la montaña- Un lugar acosado por las reglas del mercado. Es curioso, en España, o lo que concebía como tal, hay siempre esa sensación de que la falsificación es aun mayor que en Francia. Me explico. Las casas, el urbanismo, ha empujado hacia los lados toda marca de cultura y de tradición. Casas modernas, donde la eficacia es el mandato, se abre paso por entre campos de cultivo, criaderos de chanchos encerrados en granjas (pobres cuchis), que despiden un olor a amoníaco, intenso-
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