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lundi, novembre 04, 2013

las intermitencias del corazón

Este iba a ser el título de A la búsqueda del tiempo perdido, a mí me parece hermoso. Las intermitencias del corazón ligadas a las intermitencias del lenguaje que las nombra en un parpadeo constante.
Siento que el lenguaje parpadea cuando no puede comprender lo que está pasando, cuando una persona no puede comprender lo que está viendo, sintiendo, viviendo. En esos momentos da golpes a un alto muro, la realidad es ese muro que se levanta delante de una persona.
Más que nada siento que este caos social en que se vive constantemente engaña a la sintaxis, la pierde, la enreda.  No es posible tener una visión clara de su situación social cuando no tenemos una existencia como persona entera, colectiva, relacionada con su entorno. Esta crisis que yo creo que la vivo desde que empezó la adolescencia, arrasa con todo. Siento que muchas personas que quiero tambalean, pero sobre todo tambalean sus frases, sus ideas y que sus sueños empobrecen. Hay un movimiento externo en Lima que esconde y disimula una fijeza en el interior, una falta de movilización, de circulación de sangre nueva, como un colapso espiritual. Eso solo lo percibo en ciertas circunstancias en que atravieso el brillo aparente de la superficie, cuando escucho, recorro. Lo que más me duele es ver ese extravío del lenguaje que no da reposo a una cabeza que trata de comprender, sin entender, por qué se encuentra donde está, sin futuro, sin presente, en una precariedad constante. Ese sacrificio es inhumano, que sucede, en medio de la más completa indiferencia. No hablo de las mujeres y los ancianos que no siquiera pueden dejar salir una queja, un reclamo, sin que la amenaza de ser sepultadas civilmente aparezca. Sobre todo, hay un decaimiento moral, el desarraigo es horrible porque no sabemos por qué  estamos en esto, no hay relato que lo explique, salvo la ganancia y la promesa que no se cumple de que el Perú mejorará,

estas son algunas huellas de Lima, todavía frescas...
salida a este de la ciudad, cerca de los cerros áridos de las estribaciones de los Andes...

¿No será también que esa sofisticación de la comida es la respuesta a esta falta de "vida interior"?
No hay vida interior porque hay ruido. demasiado ruido, replegarse, escuchar, cuesta. es un lujo.

hablando con un hombre de treinta años, noto que sus frases corresponden a una persona de 15 años... suele sucederme en mi país...






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