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dimanche, juillet 08, 2012

Querella de Brest

Esta es una de las novelas más logradas de Jean Genet, poco conocidas por hablar de la relación amorosa con un hombre de manera muy directa: Genet sigue siendo un escritor algo marginal, se le lee, pero de manera disimulada, nadie lo cita, nadie lo nombra si no es para un aniversario. Recuerdo haberla leído cuando empezaba a navegar por el francés y el estilo, las imágenes, son todavía latentes. Acabo de leer un ensayo de Claude Simon sobre la Memoria, y es cierto, toda existencia es una evocación, un acto de memoria coordinada cuando cita a Jakobson, Sabemos el mundo, pero no lo vemos, o cuando cita a Faulkner, Somos los únic@s que conocemos el mundo a través de los libros... No sé si lo conocemos a través de los libros pero sí es cierto que toda memoria es lenguaje en un código definido, toda memoria es también imaginación, esfuerzo de imaginación, y por eso siempre mi memoria está marcada de imágenes que se mezclan con las de los libros que he leído. Hemos venido a Brest para visitar a unos a amigos, ayer descubrí que esta ciudad, completamente destruida y reconstruida durante la guerra del 40, es una ciudad rodeada de lugares mágicos. Los celtas son gente intensa, austera, con una relación con muerte muy parecida a los mexicanos. Ahora iremos a ver lo que son los vestigios de esa cultura que se ha mantenido fiel a sus orígenes. Volviendo a Brest, es una ciudad de una rara austeridad en Francia, no tiene centro histórico, no tiene salvo el encanto y la vitalidad de sus habitantes, Victor Segalen nació aquí, Y JM Le Clézio es también de esta región, que se pasean por sus calles. Llueve casi todo el año lo que hace que los brestois hablen siempre del clima, grisalla de fondo que aparece también en el mundo submarino, palpitante, y marginal de Jean Genet. Mañana es el regreso a París, para luego regresar al sol del sur y a mi montaña Caraquense.

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