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lundi, juillet 23, 2012

El lujo es interior

esta mañana en la que me he despertado a abrir mi computadora, me encuentro con una foto de José Mujica, Presidente de Uruguay, parado, junto a una Ministra, lavando platos, en una cocina modestísima, austera y frugal, como la vida que le gusta llevar, totalmente distinta de los líderes políticos en medio del lujo ostentoso, de la rigidez del terno, o de la frialdad de una postura. Esta foto es subversiva porque rompe con los paradigmas tradicionales de bienestar. Se nos ha dicho que somos "pobres" y que debemos aspirar una vida mejor, llena de objetos cuyo  valor no es impuesto desde el exterior, acabando con nuestro deseo y una identidad que podría surgir de ese deseo. Nos han industrializado deseando lo mismo, consumiendo lo mismo. ¿Dónde se quedó nuestro deseo? 
El lujo, sin duda es interior, es el "cómo" vivimos cada instante de nuestras vidas, qué valor le damos a las cosas "no materiales", durables, y cuánto y cómo compartimos lo que poseemos. Siempre pienso en esta frase que pertenece a D.H Lawrence, una mujer rica interiormente puede dormir en el piso. No es que nuestro paradigma sea la pobreza, la falta de un mínimo vital para poder existir, no solo vivir, sino que estamos en el momento de saber qué deseamos como "desarrollo" y qué encierra esta palabra. Si desarrollo es el individualismo que nos encierra en la soledad, si el desarrollo es seguir pensando que vamos progresando como una economía humana sin rostro, sin derecho a  hablar y soñar, tal vez este término sea engañoso. Creo que nadie está entendiendo lo que sucede en una parte de América Latina, el cambio no solo es de valores y paradigmas, es también de lenguaje y es, entonces, epistemológico, Las palabras tienen ahora otro valor, quieren decir lo que señalan más que enmascarar, ocultar, disfrazar, las palabras quieren estar ahí donde hay personas de carne y hueso y no fantasmas. Que la literatura cambiará por estas mismas razones, ¿cuánto quieren apostar a que sí? Lo que me gusta de este momento es que quizás haya llegado el momento de juntar las partes fragmentadas en las que hemos nadado durante años, casi a punto de hundirnos y acercarnos más de una realidad que es distinta, cuya realidad histórica es otra, y que busca otra manera de "vivir bien". No sé si habremos comprendido que la crisis es una profunda crisis de sentido y de valores, o que simplemente, por un aislamiento involuntario vamos en una dirección que hemos trazado con nuestras propias manos, sin cinismo, con mucha poesía. Que nos equivoquemos, aunque ninguna equivocación es posible si estamos en contacto con lo que tenemos de más importante, nuestra sensibilidad, y nuestra capacidad a soñar, a ser seres trascendentales, capaces de fraternidad, pero sobre todo de deseo y sueño. Tal vez ahí donde la capacidad de soñar e imaginar sigue estando intacta, los valores más nobles, siguen latiendo. El corazón brinca de alegría porque el lujo está en el interior. 

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