Creo que la función de este blog ha sido la de ofrecerme un espacio de diálogo conmigo misma, por más que la presencia solitaria de algunos lector@s sea muy importante y preciosa. Siempre regreso cuando es necesario un poco de intimidad. Me sucede también con los libros, el instante más completo, más pleno, es cuando escribo, luego, cuando el libro se separa de mí y pasa al exterior, me invade un poco el desarraigo, desarraigo porque me separo de mí misma, de esa parte que se queda fija en el libro, y, sin embargo, no puedo evitar escribir.
hace días que quería encontrarme con este espacio, a solas, y tratar de fijar en el texto lo que siento. Esta intimidad del blog es lo que hace que no lo abandone por el facebook, lugar bullicioso y poco sensible con estos estados. Entonces, hoy, estoy contenta de mantener mi blog, no abandonarlo, que es también una apuesta por seguir tejiendo ficciones, ficciones que regulan una realidad muchas veces distinta de la que vivimos interiormente. Dentro hay sosiego, a veces, también tormenta, que se amansa cuando escribo. Es casi una impostura decirlo (ya lo dijeron otras escritoras), pero existo solo si escribo.
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