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jeudi, février 02, 2012

Las sociedades cerradas

Después de mi regreso de Cuba, me pregunto cómo puede seguir funcionando un país cerrado, con libertades restringidas, con tanto sacrificio humano y tanto silencio. Al margen de la belleza de un país, de una ciudad, no encuentro ninguna justificación a la existencia de un sistema cerrado, que considera que la libertad de miles de personas pertenece a una elite. Es tan extraño y tan escandoloso que solo se me ocurre una cosa: las personas son incapaces de rebelarse, protestar, actuar, reducidas a un infantilismo general que neutraliza el motor interior, la reflexión, la acción intelectual. He estado en una burbuja, en casa de amigos que gozan de privilegios reservados a una elite extranjera, pero eso no me impidió ir por las calles, reconocer los rasgos del encierro, el desarraigo, la falta de futuro. ¿qué va ser de Cuba y cuánto tiempo podrá vivir encerrada? Empiezan a verse rasgos de una libertad restringida, micro empresas, una clase media que cambia, pero, en general, la pobreza es evidente, una pobreza que ha desgastado a su población moralmente y la ha convertido en una población que mendiga, acosa, se queja, rozando un cierto cinismo. No  hay espacios donde la protesta, la insatisfacción que produce la necesidad (la mayoría vive con 12 dólares al mes) cobre sentido, recupere su verbo activo sin que sea perseguida. No la hay. Es casi surrealista vivir en una sociedad sin prensa libre, sin Internet, sin opinión, y que nadie diga nada. ¿Cómo nos otorgamos el derecho de decidir por los demás, cómo les quitamos el derecho fundamental de toda persona, decidir por su vida? Es cierto que Raúl Castro ha hecho algunas reformas, pero, todo eso, es insuficiente. No se puede seguir postergando las libertades individuales y voltear la cara a la pobreza, la humillación de una sociedad sometida a reglas que no son humanas. No se soporta el encierro.
Un rasgo que golpea fuerte es la prostitución disimulada, jóvenes mujeres, casi niñas con hombres ancianos, hombres que se ofrecen en la calle. ¿Una revolución que atenta contra los derechos de los más vulnerables? "Cosa más grande, chica", como dicen elloas, un contrasentido y un oximorón. El dogmatismo de la revolución se dispuso a sacrificar demasiadas cosas para establecer una sociedad más igualitaria, cosa que no podemos poner en duda, aunque la igualdad no es solo económica, es también en el acceso a las ideas, el conocimiento, la libertad de existir, y decir. Si no entendieron que somos seres de lenguaje, es que dejaron pasar lo más importante. Ojalá un día sea un país, no solo un territorio... cerrado. Difícil imaginar su futuro.

Llegué saturada de imágenes, gente, calles, ruidos, casas, árboles, palmeras, mar... una sensación alocada, sensual, y extraña. Las largas conversaciones con mi amiga Patricia Alba me ayudaban a poner orden, a tratar de desenredar lo que iba viendo con sorpresa, sin creer del todo que eso pueda existir. Qué haría yo sin escribir en mi blog, leer la prensa del mundo entero, sin poder hablar, escribir, imaginar libremente? Me hubiese muerto. No se puede sembrar vida matando la imaginación. Imposible.

Tengo la correspondencia de Ingeborg Bachmann y Paul Celan, la obra completa de Duras en La pléyade, un libro sobre Freud, Annie Erneaux, y mucho trabajo pendiente...
el cielo está azul, no hace frío, todo brilla. Reconozco que esto que vivo, y que parecer natural, para otroas, es todavía un sueño.

2 commentaires:

Rafael Llimós a dit…

y eso que Cuba se supone que es un paraíso en comparación con la prisión-país que es Corea del Norte.

Patricia De Souza a dit…

Sí, debe ser de terror...