Pages

mardi, novembre 04, 2014

apagar los dispositivos adictivos, encender la vida

esta mañana decido apagar la radio, apagar el teléfono, apagar la computadora, ponerme a mirar las crestas blancas de los Pirineos. Ayer, durante la fisioterapia, miraba los techos de laja brillando bajo la lluvia, las nubes bajas, cargadas. Pau mantiene esa tradición francesa de chimeneas, torres de aguja y techos oscuros. Hay una austeridad en todo esto que de hecho tiene una belleza limpia y secreta al mismo tiempo.
¿Cuántas lineas podré escribir hoy y cuántas personas podrán leerlas? Cuando veo la cantidad de información que circula, no entiendo cómo hacemos para seguir viviendo en medio de ese marasmo que nos llega desde fuera, una guerra aquí, la crisis, el hambre, la indiferencia. ¿Cómo circular en medio de todo eso? Veo que mientras más cosas hay, más cuesta pensar, concentrarse en las sensaciones. Por eso, escribir como un recorrido interior, porque es interior está lleno de gritos, de voces, de rostros que nos llegan sin cesar, es cada vez más complicado, más delicado, es una orquídea en medio de una tempestad.

Para poder escribir con serenidad, tengo que tener las cosas un poco en orden, o más que eso, en armonía. No se puede escribir si estamos acosadas por miles de preguntas y con el miedo acechándonos, pero, ¿miedo de qué se preguntarán? Miedo de la indiferencia, de no poder hablar con gente, de no seguir su movimiento, apartarse de la vida.

Lo más importante es mantenerse en contacto con los demás, cueste lo que cuesto, incluso cuando el encuentro es frustrante, falta de diálogo monotonía.

voy a dejar este blog en tes momento. Sucede que tengo pocas ganas de analizar la realidad hoy, es demasiado pesada, demasiado alienada quizás, y no sé por dónde empezar a desmontarla.

ayer, cedí a la tentación de las compras, y luego me lamenté. En una sociedad donde eres flanco de cientos de mensajes que te incitan a consumir, no es fácil renunciar porque esa renuncia es también apartarse del grupo humano, firmar su exclusión, y de vez en cuando, sí, quiero estar cerca de los demás. Luego pensaba que ciertas prendas son imprescindibles para afrontar el afuera, el frío que empieza a llegar es un ejemplo. Hay una sensación que es horrible, sentir el cuerpo todo el tiempo y no poder pensar. Yo creo que el mejor clima es el que nos hace olvidar el cuerpo aunque el frío pueda tener su encanto, refugiarse en un café y contemplar...

tengo una vista espectacular y eso hay que agradecerlo.

2 commentaires:

Luisa Antolín a dit…

quizá todo el ruido no más que para colmar la soledad, y sin embargo, solo máscara. Por eso, sí, encendamos la vida. Gracias Patricia. Un beso

Patricia De Souza a dit…

No, Luisa, gracias por tomarte el tiempo de "leer" las cosas simples que escribo, es un placer y un aliciente...