Nada lleva a pensar que las manifestaciones de estudiantes en Venezuela sean realmente sea un reclamo de mejoras sociales, calidad de vida, garantía en la educación de buena calidad, etc. Yo dije que esto tiene que ver con "hábitos de consumo", de ahí que todo haga pensar que es una de esas "crisis de consumo" que produce nuestro tiempo. Primero, las contradicciones en que caen, los manifestantes piden que se libere a los detenidos, sin embargo acusan al gobierno de ser los responsables de los actos vandálicos y muertes de estos últimos días, se supone que eran "chavistas", ¿por qué piden entonces su liberación?
Lo otro es que la escasez, otro argumento contradictorio, escasean algunos productos, sí, pero no hay una "escasez" en el sentido estricto del término. La interpretación que ellos y ellas hacen es a partir de "hábitos de consumo" locales, es decir, su interpretación del consumo es distinta de la del resto del contienen, por ejemplo, Perú (se han enterado cuenta de que hay crisis en el mundo entero?) y este gobierno no les garantiza ese consumo que no tiene límites (es el deseo que está en el objeto y el sujeto desaparece) como si fuesen aves con el pico siempre abierto, sino que propone lo contrario, disminuirlo e invertir en valores durables y colectivos (este es una crisis de modelo capitalista que está buscando uno nuevo, dando preponderancia a lo social y el acceso a servicios básicos, educación, salud) . El problema es cómo concientizar sobre la crisis energética que se vive a nivel mundial, de la crisis del modelo de vida que domina todavía y fomentar una conciencia ecológica y la responsabilidad que conlleva: modificaciones de conducta individual y colectiva. Hay mucho parecido con la crisis que vivió recientemente el Brasil, donde la gente que manifestaba pertenecía a clases sociales acomodadas. Aquí hay una clase media y una clase media alta, secundada por una clase ascendente que se situaría al centro y que ha logrado aumentar su consumo. El problema es cómo puede hacer un gobierno para no ser satanizado cuando decide atacar a los grandes monopolios, la especulación y el acaparamiento. No es fácil abandonar la idea establecida que la izquierda no gobierna si no es a través del miedo, la represión y la manipulación y aceptar que si se mantiene es porque elogia la adhesión a lo que propone. Esta "falsa revuelta" (que esconde los rumores de golpe), para llamarla así, empezó al mismo tiempo que la cruzada del gobierno contra empresarios sin escrúpulos, fijando precios, controlando la producción. Hay dos formas de ver las cosas, aquellos que creen que el libre mercado lo regula todo (la mano invisible que es visible ahora!), y aquellos que piensan que la única manera de controlar el mercado es una cambio de reglas de juego, solo que ese cambio no es solo de facto, es también cultural. Latinoamérica es el contienen con más desigualdades sociales y donde se pagan menos impuestos. Y es ahí donde estos jóvenes no siguen, ni desean seguir este proceso: ello.as con consumidores y lo quieren ilimitado. Las clases más marginales, aquellas que no han madurado al mismo tiempo que este proceso, se mimetizan con aquellas que consideran que su "desclasamiento es inminente" (y se convierten en nihilistas) y pasan a hacer lo que en sicoanálisis se llama identificación introyectiva (se identifican con los valores de los que dominan) y protestan a su lado. Si no, no se entiende que hace gente de clase media baja aplaudiendo a los manifestantes. Es todo un trabajo de alienación constante, del día, que todos y todas vivimos. La identidad de la persona está en lo material, en el mito del bienestar material como finalidad máxima de la existencia
Por eso, también es un choque de clases, aquellos que tienen miedo de perder estatus quo, y aquellos que ha recuperado una vida digna en estos catorce años de revolución y quieren ser como ello-as. La revolución de ideas no los toca. Deberían inscribir en sus paneles y carteles: no queremos ser socialistas, no somos idealistas, somos consumistas y capitalistas.
El problema es que no pueden pasar por encima de más de la mitad de la población, su dinero no les compra la democracia, aunque no me atrevería a decir que no. Este gobierno ha dado claras señales (aunque una buena parte del planeta no lo ve ni desea verlo) de que es sumamente respetuoso de las libertades individuales. Redefinir el término de "socialismo" que todo el mundo confunde con comunismo como estuviésemos todavía en la época de la guerra fría (sic).
No se conoce un solo pliego de reclamo, salvo las acusaciones de tortura: si le hubiesen tocado un solo pelo a uno de esto.as manifestantes, las imágenes hubiese recorrido las redes sociales a velocidad luz, además no es imposible que un policía se exceda, eso sucede en Chile, en Francia, y en cualquier democracia, lo que no significa que no se castigue a quien lo haga. En resumen, el gobierno está maniatado y contra la pared por el poder mediático internacional que ve con una sonrisa de medio lado que se venga abajo el gobierno bolivariano y que el espectro de Chávez desaparezca de América Latina, y esta burguesía y neo-burguesía , o aspirante, que los amenaza con que si le tocan un pelo chilla. Los clichés responden a años de lavado de cerebro. Que lo.as analistas digan que el 80% de los medios lo maneja la oposición, que la desigualdad (y no solo la pobreza) social ha disminuido de forma contundente, que el analfabetismo ha desaparecido, da igual, oídos sordos y ceguera. Todavía hace falta saber leer... y la comprensión de lectura no ha llegado ahí. Es decir que estos jóvenes juran que su causa es justa, así como sus madres (que acompañan) los secundan, los acompañan, los miman y los alientan a reclamar la caída del gobierno de Maduro. Ello.as, mismos se creen que están haciendo algo por su país, aunque lo hundan en el caos. Catorce años no les ha servido para comprender que ha sucedido, encerrados en el mundo virtual que reproduce espacios donde nada parece haber cambiado, y que son un enclave de norteamérica en Venezuela, islas. Se han creado una serie de repúblicas autocráticas y fundamentalmente consumistas (ahí creo que el poder de los medios, twitter, facebokk, no necesitan hacer nada para mantener al mundo entero a sus pies). El vacío de sentido (y de contenido) de esta protesta que la derecha más radical aprovecha, es ese, más que apostar por el diálogo y la democracia. De ahí se entiende por qué, cuando el Presidente Maduro impuso una regulación de precios, las colas fuesen gigantescas, tanto de pobres, como de clases medias. El "ecosocialismo" no es una tarea de unos cuantos años, son varias generaciones que tardarán en aprender a vivir en un mundo menos sometido a la sociedad de consumo. Creo que esta Venezuela es un laboratorio sorprendente. Lo que duele es la falta de identificación de las clases altas con las clases populares que son las que han mejorado realmente su calidad de vida con este gobierno, su falta de discernimiento para no caer en la provocación fácil de la xenofobia (decir que Venezuela malgasta su dinero apoyando a otros países de Latinoamérica, minando la economía nacional, es mezquino) y el mito de que se quedarán con las arcas vacías. !Pasar de una sociedad del despilfarro a una sostenible y austera es como trasladarlos a otro planeta! De todas maneras su modelo no calza con este, por eso se escudan en argumentos que son falsos. Yo creo que ni siquiera se dan cuenta. Una de las formas de hacerles frente es el arte y la cultura en las calles, ante su frivolidad y su ceguera, es un buen antídoto. Esperemos que razonen y decidan que la democracia es aceptar que una mayoría votó por este modelo, con su fallas y sus errores. No es un modelo acabado ni dogmático, pero a fuerza de agredirlo el diálogo se puede cerrar, y eso sí que es triste.
Otro detalle es que se busque debilitar la integración latinoamericana. Todo esto sucede poco tiempo después del éxito de la CELAC y cuando ciertos organismos internacionales le dieron su apoyo, la ONU y la OEA. La política es perversa y no es se puede reducir al cliché de estudiantes y población descontenta, es mucho más complejo.
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