Ya está, es un hecho, Marine Le Pen, como la alternativa política para las elecciones legislativas y las presidenciales del 2017, es pan comido. A muchos y muchas todavía les suena hueco, vano, y no lo es. El rostro de Marine Le Pen, considerada menos radical que su padre (Jean-Marie), es ahora un rostro familiar, aceptado, identificado con una alternativa posible. Cóooooomo? Pues la mayoría (los menores de 24 años y las mujeres) argumentan que su lenguaje es simple, que "sabe hablar", que es honesta (un poco como Keiko Fujimori en el Perú, como Marina Corina Machado en Venezuela, etc)
Vayamos por partes, el lenguaje de la candidata del FN es sencillo en comparación con el de los políticos del partido republicano, UMP, y el de los representantes del Partido socialista, actualmente en el gobierno. ¿En qué se distinguen? En su retórica, el de los partidos de derecha y de izquierda tradicional, es ilustrado, funciona con metáforas, es, solo en algunos casos, más literario. La modulación de la voz es distinta y no usa el lenguaje coloquial ni visceral como lo hace Marine Le Pen que asocia crisis con emigración, decadencia con pérdida de referentes culturales y globalización, amalgamas que sirven para causar efecto detrás de las cuales no hay ninguna propuesta verdadera. Podrían decir, es populista, sí, en cierto grado lo es, pero carece de los elementos populares, es decir, no es que utilice un imaginario popular, no está reivindicando el mestizaje ni la diversidad, no se equivoquen, es el modo de vida a la francesa como lo entienden en la extremas derechas, es decir, blanco, cristiano, antes que laico, consumista y definitivamente autista. Es decir, como si el país que es Francia ahora tuviese que expulsar de sus suelo a 6 millones de emigrantes, o peor, renegar de todas las herencias culturales buscando una especie de pureza inexistente. Su lenguaje es totalmente abstracto en ese sentido, pero funciona por los efectos sicológicos inmediatos que produce en el auditorio: son reactivos. Aparentemente son soluciones a la crisis de paradigma que vive en este momento Europa. Su lenguaje simple es el lenguaje del capitalismo, de las finanzas, de la ganancia fácil, del comercio y de la propaganda. Los y las jóvenes no entienden otro lenguaje que no sea el de las cifras, las elipsis, las reducciones, las caricaturas y los estereotipos. Toda la prensa masiva, la televisión incluso, irradia y difunde esos modelos. Que sea sobre los árabes, los rumanos, o las mujeres. Es una doxa que ha instalado sus códigos en la psique de una mayoría. No hay otro lector de disco!! Es cierto que podría ser una patología del lenguaje convertido en administrativo, instrumental y sin aliento poético, sin imaginación, cierto, pero nadie es capaz de hacer un tal diagnóstico, es un fenómeno de masas. Hay una avería, un hueco. No olvidemos que la Segunda Guerra Mundial fue la locura socializada del odio, que ahora mismo vivimos brotes fanáticos en medio oriente, en el norte del Africa, e incluso en países como Estados unidos con un Presidente que solo ve soluciones militares a los problemas del hambre, de distribución de riqueza, de religión... El Frente Nacional no analiza, solo esquematiza, y la reja de lectura de Francia, el país que hizo de su cultura diversa y literaria un estandarte, se ha convertido en un país "sub-educado·, con gente que se deja seducir por el discurso más chato, más maniqueo de todas su historia. La Francia que aun se difunde desde la elites, padece esta separación dolorosa, es decir, no se logró democratizar realmente la educación, el neoliberalismo ha ido arrinconando a los más vulnerables, dejándolos sin futuro, sin trama, en la ausencia de visibilidad y de lenguaje que los represente. La literatura ha roto de alguna manera con esa continuidad histórica aferrada a un esquema y una visión de país burgués, aislándose de los problemas de sociedad, olvidándose de incluir a toda una población variopinta. Sucede que la población solo se ve de una menera, no admite otras y cualquier intento de remover ese esquema, aborta.
El modelo de vida
es también un modelo de vida, post-social (resultado de la época industrial (Francia es uno de los países más industrializados en Europa), individualista y consumista el que impone esta opción. Es decir, a fuerza a automatizar reflejos: solo existe si consumes y lo demuestras, sucede lo de Paulov, a cada sonido de campana la gente corre a comprar, y si no puede, busca responsables.... Si el modelo está en peligro es por la crisis y la idea fatua de que los emigrantes y extranjeros son la razón de que tambalee ese modelo de vida, además está el tema de la islamofobia que funciona como aislante. La gente está aterrorizada con las imágenes que difunde la televisión a través de esquemas burdos, grotescos (se perdió el refinamiento francés, es la vulgaridad de la derecha, su manera pobre de ver el mundo la que se ha instalado) de ajusticiamientos y atentados. Solo un detalle, creo que no hay que confundir la emergencia de una cultura popular en algunos países de América latina que desean instalar una estética y una epistemología propias, con el corte "popular" del Frente nacional cuyo modelo es burgués, pero burgués maltratado, excluido que quiere asumir el poder. El ideario del FN repudia de todo lo que viene de fuera, estigmatiza a los judíos, aunque disimule, y haya bajado el tono, podría parecer hasta interesante revisar la historia, pero no desde un llamado al odio y al desprecio del otroA. El FN es el lado más bastardo, más mediocre de la sociedad francesa paralizada por el abismo que se abre con la globalización y la desaparición de fronteras culturales, es el mazo del resentimiento, del nacionalismo más laxo, más conformista... Todo el mundo está tentado de caer en esta opción fácil, pero o inventamos o erramos, escribió Simón Rodríguez, que inspiro el filo épico de Simón Bolívar y es esa diferencia, de lenguaje, de contenido, que hace que la propuesta de Marine Le pen se ubique exactamente en el otro extremos de algunas izquierdas emergentes...
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