Me pregunto ¿cómo es posible tanta distancia con mi país? He caminado esta mañana y sentía que no reconocía la mayoría de lugares, todo me parecía lejano, distante. En poco tiempo, Lima ha cambiado, se ha integrado a la "aldea global", es una ciudad que va dejando atrás su raigambre popular, fragmetándose, estandarizándose. He colgado algunas cosas en el Facebook, comentarios que han ido saliendo en ráfagas, pero necesitaba detenerme unos instantes en estas sensaciones.
Ayer, ida y vuelta a Chaclacayo, si no hubiese sido por mi familia, ese lugar sería también fantasmal. No reconozco nada o no me siento cerca de lo que está pasando aquí. Un país puede despersonalizarse, volverse un híbrido, vender su alma si es que no sabe mantenerse firme y coherente con su pasado, con lo que es, sin encerrarse, tendiendo puentes.
No sé si el Perú está en esa dirección. No tengo mucho tiempo para mirar lo que está pasando, la vida jala, empuja. El centro de Lima me ha parecido menos estereotipado, más auténtico, como si impusiera su propia identidad pese a este boom inmobiliario.
El día está espléndido pero me siento extraña, o seré yo la que ha cambiado demasiado y ahora la complicidad es casi imposible. No lo sé, veremos.
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