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samedi, décembre 15, 2012

Todos los hombres son mortales, receso

Creo que hay instantes en que debemos pensar qué significa la vida frente a la muerte. Una de las cosas con las que nos confronta la situación que atraviesa Venezuela, con la enfermedad de su Presidente, es reveladora. Más allá de todas las caricaturas y simplificaciones de las cuales es víctima este proceso, la madurez de la población venezolana, me sorprende. Si hay tanto afecto, y a veces un poco de amor histérico, es porque en muchos años de una "supuesta democracia" nadie se ocupó de los más vulnerables (comparto con Jacques Rancière su idea de que las democracias representativas no cumplen realmente una función por la igualdad). Chávez, con una sensibilidad y una empatía siempre atenta, fina, se ha ocupado de todos aquellos y aquellas que no tenía rostro, que vivían sin vida- No solo convirtió a esta vocación de servicio en una convicción moral, sino en una decisión política. ¿Una Teresa de Calcula hombre? No sé, pero hay algo en la persona de Chávez que hace que entre en contacto con las aquellas que lo ven y lo escuchan y lo siguen, que hayan alcanzado un nivel de madurez moral y política. Nadie cierra los ojos frente a los errores, los temas que siempre surgen cuando una población (una parte de la población) decide hacerse cargo del destino de su país, pero hay una responsabilidad asumida. La biología no es un destino, decía Freud, tampoco la pobreza es una situación "natural" y aceptable como se pretende hacer pasar como lenitivo y sedante. La chatura de la idea de que es necesario de que existan pobres para que tengamos ricos es, desde todo punto de vista escandalosa. Para alguien que escribe, el lenguaje es importante. Cuando los responsables políticos, apoyados en la mirada de su líder se expresan, cuando los jóvenes y las mujeres (sobre todo las mujeres) con un lenguaje que organiza, piensa, reflexiona, no se puede pasar de frente. Es una dialéctica constante, y ahí donde un lenguaje busca soluciones, recuperar la confianza en el discurso y alejarlo de sus tenores retóricos, ahí donde el lenguaje asume la carga moral del otroa a quien se dirige, es cuando realmente cumple su función principal, la de hacer que seamos capaces de soñar, pensar, transformar...

En fin, quería terminar el año con esta reflexión un poco acelerada por falta de tiempo. Creo que para entender qué sucede en Venezuela, es necesario prestar atención, salir del "molde" tradicional de la labor política. Este proceso no se termina con su líder, aunque sea doloroso perder lo que se podría llamar una "compañía silenciosa". Si analizamos por qué tantas mujeres (70% de mujeres participan en este proceso) lloran a un líder, no creo que sea solo la religión, el culto a la figura masculina (además Chávez no es un líder que represente realmente los valores culturales masculinos, si dije Teresa de Calculta...) es que este proceso liderado por él les había garantizado una entrada digna en la historia de su país, un futuro, una vida completa, o como ese gerundio que usa HC, vivir viendo, y vivir muriendo, o morir de vivir para seguir el fraseo que también podría ser de Juan de La Cruz.
Cambio entonces de paradigmas, nunca he oído una sintaxis tan clara, discursos tan claros y maduros de parte de una población, y aunque mucha gente te repita la cantaleta de la la falta de derechos, producto de una propaganda muy bien orquestada por las corporaciones...  espero que cuando regrese del Perú, este proceso siga en movimiento.

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Creo que se me impone un receso, un descanso, un cierre de fin de año para pensar, observar, estar....

feliz año nuevo!

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