ya en Francia, casi, casi no he escrito en este espacio.
suceden otras cosas, duras, complejas. La vida continúa indiferente a juestros movimientos interiores.
aparece la enfermedad y la pérdida, el temor a ver sufrir a nuestros seres queridos, no saber cómo consolarles. el final de la vida no tiene explicación.
solo queda un refugio, imaginar que no somos distintos de los demás seres vivos, que devolvemos algo que se nos prestó, la vida, y que luego debemos devolverla enriquecida, más bella.
las palabras consuelan un poco, pero no es humano no tener miedo, no tener miedo de alejarse, de no saber qué camino se abre.
trabajar la resignación, la serenidad.
no podemos nada contra ciertas cosas, entonces por qué nos sentimos responsables?
cada enfermedad, cada muerte siempre nos concierne.
es extraño sentir que siempre nos concierna, es una empatía entre seres vivos que viven para la vida.
muchas cosas que no se pueden explicar, solo decir, aliviar.
continuar... aunque nos sintamos fuera de nosotra.as, como fuera de la óbrita terrestre. todo se detiene de nuevo.
permanecemos.