felizmente cuento con este espacio donde puedo reposar la cabeza y organizar el caos interior.
en lima no hay con quién hablar.
la gente está muy ocupada organizando su sobrevivencia
o está ausente.
debo hablar sola,
organizar sola.
responderme sola.
¿Por qué nadie se hace preguntas sobre esta falta de tiempo y de disposición para escuchar?
hay un techo de cemento, nadie se hace las preguntas de fondo del por qué de un deterioro de los vínculos familiares, amistosos, y sociales, de manera tan acelerada.
es como si la gente caminase sobre vidrio para evitar dañarse los pies.
el florecimiento de una clase media ha desclasado a una gran parte de la clase trabajadora que ve su situación más precarizada.
la clase media se enriquece de la especulación y de la explotación de sus congéneres, sin escrúpulos, dispuesta a todo.
veo tantos casos de familias abortadas, disuletas, dañadas por la pobreza.
ese daño es irreparable, no hay manera de nombrarlo, de entenderlo.
el desconcierto fija la realidad, la hace incomprensible.
es un estado de indiferencia-ausencia, de vacío y de mueca.
interrupción, perdí el hilo.
continuará.
antes, debo decir, qué duro es venir de un país tan dominado, tan explotado...
mercredi, décembre 27, 2017
lundi, décembre 18, 2017
martes
un martes como cualquier otro solo que en Lima es unmartes menos de estar aquí, dividida entre los míos, mi galois, Francia y Perú, espacios lejanos...
no me reconozco en este país, ha pasado a ser ajeno, huraño, displicente.
No sentí nunca antes esa displicencia, esa falta de amabilidad.
poca gente que sepa escuchar, que esté dispuesta a escuchar.
extraño retorno, el tiempo no ha pasado por nada.
soy muy distinta de este estar aquí, ahora...
no me reconozco en este país, ha pasado a ser ajeno, huraño, displicente.
No sentí nunca antes esa displicencia, esa falta de amabilidad.
poca gente que sepa escuchar, que esté dispuesta a escuchar.
extraño retorno, el tiempo no ha pasado por nada.
soy muy distinta de este estar aquí, ahora...
jeudi, décembre 14, 2017
al borde del abismo
Un país al borde del abismo, con anteojeras, que no quiere hacerse cargo de su historia, ¿existe?
sí, el Perú vive de espaldas a la historia, es decir, no hay narración, no hay relato en un país considerada como mercancía y presa de la voracidad del sistema. Cada persona es un capital, su propio capital, dispuesto a explotarlo, desplumarlo, atropellarlo si necesario, con tal de sobrevivir.
Estas personas a su vez explotan a otras personas, las desprecian sino se pliegan al vaivén embrutecedor del consumo.
Una sociedad infantlizada por el consumo en su forma más básica (en la cual yo me muestro como una vitrina, sin sujeto) es una sociedad casi facista.
Estamos a punto de que se diluya el gobierno, frente a un silencio general, cómplice y cobarde.
El Perú es señalado como el ejemplo del mejor alumno.a, hace todo "como le dicen que hay que hacer", dilapida su patrimonio, destruye sus recursos naturale sy esclaviza a su polación, ¿qué más le pueden pedir? El caos que reina, la falta de escrúpulos para ganar dinero, la dominación masculina, que impone sus reglas, su lenguaje, su modelo, es brutal. Las mujeres hablan como hombres, se casan, veneran la maternidad como "realización de la mujer", comsolidan esta sociedad arcaica, reaccinario, escanlosamente desigual.
el capitalismo implanta sus marcas en medio del desierto, los barrios ricos, pocos, se enorgullecen de parecer "ordenados", de erguirse sobre el desprecio de los pobres. Es para llorar.
No hay un solo lugar donde la palabra sea libre, auténtica, todo se juega en la lotería de la suerte.
los rezagado.as son mayoría, ponen el lomo para llevar adelante esta lenta procesión hacia el abismo.
Nunca he visto un país, que es el mío por nacimiento, pero que no puede ofrecer reposo, tan alienado, tan encerrado, tan sordo.
Por momentos la impresión de andar sobre vidrio, ni siquiera la elite están en condiciones de nombrar con un lenguaje claro lo que sucede. La reciente crisis de gobierno es un ejemplo. Hay una sobreactuación, una histeria machista, obsoleta, rancia.
La grisalla de Lima es ahora la grisalla de la vida aquí, un remedo del modelo occidental, pero sin creatividad, sometido con docilidad. Podría aportar algo el Perú como historia, como país? eso solo sucedería si la gente asumiría que debe escribirla con sus propios recursos, que hay una sola salida, hacerse cargo de ella, de su población, de su gente, de sus atrasos sociales, de su brutal desigualdad.
una nueva gramática urge, pero nadie está dispuesto a construirla.
agotada estoy encerrada en una casa de san isidro, esperando que suene la alarma para subir al avión y separarme una vez más, quizás cruzar el umbral de la adultez y dejar el pasado como pasado, de este país. Situación dolorosa, pero necesaria.
la amistad.
en una sociedad tan destruida por la vida convertida en vitrina, la amistad casi no existe "son oportunidades" para ascender, para ser visibles. Todo el mundo ha pasado a ser visible según como se pueda mostrar valorizado.a, monetizado.a, es horrible.
seguiré con mis quejas, estos momentos de disolución interior.
no, no reconozco este espacio como mío.
sí, el Perú vive de espaldas a la historia, es decir, no hay narración, no hay relato en un país considerada como mercancía y presa de la voracidad del sistema. Cada persona es un capital, su propio capital, dispuesto a explotarlo, desplumarlo, atropellarlo si necesario, con tal de sobrevivir.
Estas personas a su vez explotan a otras personas, las desprecian sino se pliegan al vaivén embrutecedor del consumo.
Una sociedad infantlizada por el consumo en su forma más básica (en la cual yo me muestro como una vitrina, sin sujeto) es una sociedad casi facista.
Estamos a punto de que se diluya el gobierno, frente a un silencio general, cómplice y cobarde.
El Perú es señalado como el ejemplo del mejor alumno.a, hace todo "como le dicen que hay que hacer", dilapida su patrimonio, destruye sus recursos naturale sy esclaviza a su polación, ¿qué más le pueden pedir? El caos que reina, la falta de escrúpulos para ganar dinero, la dominación masculina, que impone sus reglas, su lenguaje, su modelo, es brutal. Las mujeres hablan como hombres, se casan, veneran la maternidad como "realización de la mujer", comsolidan esta sociedad arcaica, reaccinario, escanlosamente desigual.
el capitalismo implanta sus marcas en medio del desierto, los barrios ricos, pocos, se enorgullecen de parecer "ordenados", de erguirse sobre el desprecio de los pobres. Es para llorar.
No hay un solo lugar donde la palabra sea libre, auténtica, todo se juega en la lotería de la suerte.
los rezagado.as son mayoría, ponen el lomo para llevar adelante esta lenta procesión hacia el abismo.
Nunca he visto un país, que es el mío por nacimiento, pero que no puede ofrecer reposo, tan alienado, tan encerrado, tan sordo.
Por momentos la impresión de andar sobre vidrio, ni siquiera la elite están en condiciones de nombrar con un lenguaje claro lo que sucede. La reciente crisis de gobierno es un ejemplo. Hay una sobreactuación, una histeria machista, obsoleta, rancia.
La grisalla de Lima es ahora la grisalla de la vida aquí, un remedo del modelo occidental, pero sin creatividad, sometido con docilidad. Podría aportar algo el Perú como historia, como país? eso solo sucedería si la gente asumiría que debe escribirla con sus propios recursos, que hay una sola salida, hacerse cargo de ella, de su población, de su gente, de sus atrasos sociales, de su brutal desigualdad.
una nueva gramática urge, pero nadie está dispuesto a construirla.
agotada estoy encerrada en una casa de san isidro, esperando que suene la alarma para subir al avión y separarme una vez más, quizás cruzar el umbral de la adultez y dejar el pasado como pasado, de este país. Situación dolorosa, pero necesaria.
la amistad.
en una sociedad tan destruida por la vida convertida en vitrina, la amistad casi no existe "son oportunidades" para ascender, para ser visibles. Todo el mundo ha pasado a ser visible según como se pueda mostrar valorizado.a, monetizado.a, es horrible.
seguiré con mis quejas, estos momentos de disolución interior.
no, no reconozco este espacio como mío.
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