regreso de París, algunos recorridos por lugares como Passy, en el XVI, donde he vivido antes. Recien llegada en los ochenta a ocupar una "chambre de bonne" , más tarde, casada, viví en una casa burguesa de la rue Ribera. Por esta calle no me atrevo a pasar, es como si profanase algo sagrado, es sin duda la marca, la memoria, pero, ¿por qué? Es muy complicado atravesar esa línea que nos separa del pasado, del más lejano, y del inmediato. Algunos hechos, desapariciones, posibles desapariciones, nos hacen sentir más o menos el paso del tiempo, envejecemos, cambiamos y, en ese parpadeo veloz de la vida, en el que tenemos que perseguirnos para no perdernos, perdemos siempre algo. Ahora, ¿por qué nos imaginamos que con nuestra vida se termina todo, por qué nos vemos como una entidad absoluta e inmanente y no como parte de un todo, una partícula de ese todo? tal vez eso sea el sentimiento místico, tal vez hayamos pensado que lo somos Todo cuando no somos nada. Yo creo que ahora es peor, es que todo el tiempo nos perdemos en ese espacio infinito que es el espacio sideral de la web... Quien oye, con quién hablamos, no estamos más solos que nunca? He dado una vuelta en dirección de mi mísma para irme a sentar al jardín de la casa de BalZac, imaginando cómo me ponía a leer en ese mismo jardín, mientras los olores subían, porque hacía un calor tropical, hasta la nariz, olores que me sumergían todavía más en ese pasado. Yo sé que ya no soy esa misma persona, que han pasado muchas cosas. Que yo misma he cambiado. Una sensación de que la sociedad burguesa está cada vez más sometida a las reglas del dinero, es decir, es tan snob, y tan rígido ese ambiente, que me costaba colocarme ahí. Para no sentirm tan mal, me decía, Michel Leiris también vivió aquí. Proust... Construía mi galería de personajes para no desaparecer devorada en ese cliché que se me parecía tan poco a la imagen que yo me he construido de mí misma, imagne silenciosa, apartada del mundanal ruido. Muchas cosa se me parecen como evidencias, porque llego de un lugar pequeño donde no hay esa abundancia humana confrontada sin mediacion, enfrentada, es como si París siempre te diese de cachetadas y eso es porque es una ciudad podrida por el dinero, es una jaula de experimentos neoliberales donde manda la ambición, la especulación, la competición... Triste realidad, pero ¿qué son esos enclaves culturales sino espacios de resistencia, de reposo, ccapturados por la burguesía?
gran contraste con la exposición sobre la generación Beat, en el centro Pompidou, la vida austera, frugal, itinerante, sin ataduras... Estuve conmovida frente a algunas objetos de jack kerouac, un par de zapatillas, unos jeans , un polo, y eso es todo.
La poesía está en todas partes, en una montaña, en una nube...
si fuese tan sencillo. esta mañana estoy abatida por los resultados de la elecciones en españa pero sobre todo por asuntos familiares, una quisiera que nadie estuviese mal, que todo sea suave, un respiro lento que, si un día se paaga, sea en armonía... y no es sencillo. hay que vencer esos miedos, esos momentos en que nos necesitan para atravesar etapas, la enfermedad, etc...
hay que reconstruir una cadena significante desde nada.
también quería hablar de esa obsesión francesa por la moda, las mujeres y su docilidad con la moda. me impresiona ver a tanta mujer "disfrazada más que vestida", no deja de producirme cierta irritabilidad oír decir a una mujer "es más femenino", esensializándose. El domigo estuve enun debate entre escritores subsaharianas, el tema era la mujer que escribe, pero ninguna se reconocía como una mujer concreta, con rasgos determinados, sino como una entidad universal. Entiendo que es difícil reconocerse de una "minoría étnica que e suna mayoría", pero negar que hay una clasificaciòn de las mujeres de acuerdo al origen, no creo que lleve a ninguna parte. Una de ellas, Leonora Miano (Camerún) , dijo que "ella nunca había tenido problemas por se una mujer (sic), que ella había crecido "entre mujeres", y que fue siempre la que dominaba, etc... no se reconocía como "oprimida" a fin de no caer en un discurso de víctima, aunque no deja de sorprender que no se vea como una excepción. Muchas mujeres, pobres, homosexuales no quieren inscribirse en el discurso de la queja y del "victimismo" para no despertar el maternalismo occidental que las ata de brazos, pero, no sé si la estrategia funcione, se puede ser lúcida sin caer en el lagrimeo.
en fin, esas son algunas anécdotas. La escritura sigue, a tientas, con recelo porque la realidad es demasiado fuerte y pesada y muchas veces no la sigue, no la digiere.
imagen. escultura africana en el Quai de Branly, óleo de Wilfredo Lam.