me pregunto, ¿es escribir una pasión del idioma, del idioma materno? ¿O del lenguaje escrito en general, de los signos, de los símbolos y los significantes? De alguna manera ha sido arrancarle a la vida lo que no podía ir, pensar, ingenuamente que las palabras son magia, y alquimia. Algo se transforma en mi interior cuando escribo, pero quiero creer que algo se transforma también en el exterior. Me gustan todos los idiomas, todos...
me gusta la manera como la gente habla, se entrega y se pierde en una frase. La entrega, mientras más absoluta, más apasionante.
Escribir es una pasión violenta. Sin sentido y sin embargo cargada de sentido.
en esta época en la que los mensajes son más cortos de economía mercantil, arriesgar en el lenguaje es una apuesta, una apuesta como decía Pascal entre dios y la nada...
en el vacío. Pensaba como se empobrece mi correo, cómo las redes sociales absorben el instante y lo trituran. Yo recojo las migajas como una espeleología para analizarlas de cerca, es obsesivo.
Escribir me ha dado muchísimo, pero también me ha quitado, a cada experiencia robada a la vida, la he disecado, de alguna manera la he traicionado. Y justamente, esa traición es el otro sentido de escribir. No se puede hacer de otra manera. Quien ama más traiciona primero, escribió Lautréamont.
No deja de llover en los Pirineos, regresé de País agotada, jurándome que no regresaría si no era estrictamente necesario. La ciudad está lamida por una película percudida, pesada, y necesito la naturaleza para atravesar las zonas de sombra. Extraño Lima, incluso los olores de la mañana que imagino cuando hablo con mi mamá en el teléfono. Pienso en ella, siempre pienso mucho en mi madre, mis hermanos, pocas personas comprenden ese vínculo, que es también lenguaje y pasión por sus frases, sus testimonios....
qué quieto es todo aquí, qué diferente de los lugares bañados en sol donde la vida sucede siempre fuera, donde nada es organizado si no que fluye y brota de imprevisto. La eterna juventud del ruido.
Dejar la razón e instalarse en la pasión para ir a lo esencial, lo que no vemos todos los días cuando repetimos gestos, frases...
limpiar el lenguaje de sus ataduras y hacerlo brillar como un enorme campo bajo el sol.