Si no leyese tanto, no escribiría tanto...
Encuentro en el libro de Julián Rodríguez, a quien conocí por azar en un tren rumbo a Madrid, este fragmento, el libro se llama Cultivos, y ahí nos habla de la tierra, se siente la tierra. El fragmento es de Georges Bataille, y Julián la introduce en su texto como un coro, como una réplica:
Cuando pienso en mi loca angustia, en mi necesidad de ser inquieto, de ser en este mundo un hombre que respira mal, al acecho, como su fuera a carecer de todo, imagino el horror de mis antepasados, campesinos, ávidos de temblar de hambre y de frío, en el aire enrarecido de la noche.
Más allá el mismo escribe: He creído que viajaba hasta aquí hoy para reconciliarme, pero no es así. me guardo mis mentiras.
Ayer conversaba con NB, me dice: hay un espejo que te protege, frágil. Cuando alguien lanza una piedra, se quiebra, pero la hoja también se desgarra.
Yo quiero que el vidrio sea sólido.
¿Por qué escribir tanto? Porque necesito dar, mientras siga recibiendo, mi goce, mi alegría, es dar...
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