Estoy fascinada conmi viaje a Bretaña. Ayer, visita a Dinard, desde donde se ve la Grand Bé, un promontorio en medio del mar donde está enterrado René de Chateaubriand, y luego a Saint Malo, destruida durante la guera, pero reconstruida completamente "a l identique", luego, la visión del Monte San Michel como una aparición mágica en el mar. Retorno a Brest y cena con amigos, entre ellos, un escritor simpatiquísimo que me ha invitado a una residencia en la isla Oussean... pas mal... además del cariño de nuestos amigos, Jacques y Anne ... La verdad que el temperamento breton me seduce, es como el mar de aquí, agitado, apasionado, fuerte... Ah, y la visión de la Costa de granito rosa, un espectáculo poético, indescriptible. Si Saint Malo y Dinard, es el paisaje romántico típico, el resto de la costa es una invitación al sueño y al bienestar... Bueno, salgo corriendo para mi querido Paris en el TGV...
Brest-Paris....
voila mis queridoas lectores...
Patricia
RépondreSupprimerEsa región de Francia no la conozco, pero siempre lo he deseado. Tengo una imagen quizá desvirtuada de ella, pues la vislumbro poblada de paisajes tan bellos, como agrestes y melancólicos.
Hay un librito de Luis Sepúlveda, "Diario de un killer sentimental”, cuyo protagonista (un matón a sueldo muy ético aunque suene contradictorio) tiene como único gran anhelo retirarse de su "profesión" cuando aún sea joven, para irse a pasar el resto de su vida -al lado de la mujer que ama- en una casita frente al Mar de Bretaña.
Saludos